Putin también anduvo por Cataluña
Que nadie lo esconda bajo la psicopatía. Sabe muy bien el daño que está haciendo y el que, probablemente, quiera seguir infligiendo
Vladimir Putin se ha convertido en el gran demonio de Occidente. No es para menos. No crean que es un psicópata, es posible que se extremaran algunas de sus tendencias, pero básicamente es un comunista de la vieja escuela estalinista, educado en la violencia y la falta absoluta de respeto a los demás. Que nadie lo esconda bajo la psicopatía. Sabe muy bien el daño que está haciendo y el que, probablemente, quiera seguir infligiendo. Lleva años madurando su venganza.
Ahora un buen número de periodistas, de cuya buena voluntad me van a permitir que dude, andan buscando antecedentes de personajes públicos españoles con Putin. Pronto saldrán historias, fotografías y conjeturas acerca de las peligrosas amistades del sátrapa ruso con un abanico muy colorista de figuras españolas de la política, la nobleza y la empresa. En algunos casos, el asunto será menor, cuando no intrascendente.
Por donde sí se paseó Putin, con toda intención, fue por la Cataluña golpista de 2017. Allí ensayaron sus hombres de inteligencia y sus robots cibernéticos la posibilidad de fragmentar España. Si les hubiese salido bien, lo extenderían al menos a cuatro territorios más de la UE, incluida la incomprensible Bélgica. Pero salió mal. Después, los hombres de Puigdemont fueron a pedir ayuda de nuevo. Putin sabe que sus tanques no pueden llegar hasta allí. Así que a donde no llega, manda recado a través de la desinformación y las noticias falsas. La misma falsedad que van destilando por el mundo entero las empresas de comunicación y los lobbies que la Generalitat está pagando a costa de la multimillonaria deuda que les mantenemos todos los españoles, Pues eso, por Cataluña también se paseó Putin. Que quede constancia.