Sabíamos que nos mentiría

Era innecesario a todas luces esperar a la comparecencia de Sánchez ayer en el Congreso para saber que iba a utilizar la guerra de Ucrania como justificación del desastre económico. La vehemencia de los opinadores se refrena con los datos. Vayamos con ellos. La inflación ya era del 6,5 % antes de la invasión. Además, era ya la más alta de los países de la eurozona. Curiosamente, cuando gobernaba Rajoy la inflación era siete veces menor, y Sánchez culpaba de ello al Gobierno. Conviene insistir en este tipo de estadísticas y comportamientos para dejar clara la permanente impostura moral de un mentiroso compulsivo, al que nada parece afectarle. Sánchez preside el Gobierno más caro de la historia, que no reduce el gasto público, posee el mayor número de ministerios, ha batido el récord de asesores de libre disposición, nos ha endeudado más que nunca y ahora pretende clavarnos la mayor presión fiscal padecida nunca por el español medio. La economía española, ya lo dijimos aquí hasta la saciedad, va muy mal desde hace meses. Lo que hace Sánchez es utilizar la guerra como disculpa, como ya hizo con la covid. Actuaríamos incorrectamente si le comprásemos semejante embuste. Obraremos de manera correcta cada vez que denunciemos el desparpajo de ir al Congreso a contar semejantes falsedades. La energía estaba por encima de los 600 euros el megavatio antes de que Putin diese la orden de invadir Ucrania. Fíjense bien en este dato, con el Gobierno socialcomunista los españoles hemos sufrido la mayor pérdida de poder adquisitivo de los últimos treinta años. Así empezaron otros países a sufrir los efectos de los gobiernos de extrema izquierda. Cuando se escriben estos apuntes o se habla en las tertulias conviene aportar datos, porque ya saben que la mentira se escucha y la verdad se ve.