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HorizonteRamón Pérez-Maura

Revilla: impasible el ademán

Es esencialmente una criatura engendrada por el PSOE. Todo el daño que él ha hecho a Cantabria es responsabilidad del Partido Socialista, tanto como suya propia

Actualizada 04:12

Es increíble que un personaje como Miguel Ángel Revilla siga dando lecciones a todos los españoles desde las televisiones. Que el pasado fin de semana lo tuvieran en antena 50 minutos en La Sexta arremetiendo contra el PP y proclamando que este partido es lo peor para España; denunciando el entendimiento entre el PP y Vox en Castilla y León, que según Revilla va a representar un punto de inflexión en la historia de España y presentando a la presidenta del Comunidad de Madrid como alguien peligroso… ¿Se pueden decir más majaderías? Pero claro, para Revilla España no está amenazada por las políticas de Podemos, de los independentistas catalanes o de Bildu, todos los cuales dan su apoyo en Madrid al socio de Gobierno de Revilla en Cantabria: el PSOE. A él se debe.

Las grandes cadenas de televisión tienen desde hace años en Revilla a su particular bufón de la corte, un populista chillón, un punto ordinario, que les parece divertido porque Gobierna una comunidad muy pequeña y nada problemática para el resto de España. El problema real es que los cántabros estamos bastante hartos de que este personaje se dedique tanto a los platós televisivos y tan poco a gestionar bien su región, donde ya le han dimitido dos consejeros pertenecientes al PSOE en el plazo de un mes. La última el pasado lunes, la consejera de Economía, María Sánchez, que no es un cargo menor.

Lo menos que puede decirse es que Cantabria vive un desgobierno fruto del agotamiento de la larga relación de Revilla y el PSOE. Relación que empezó con una infidelidad después de que Revilla fuese ocho años vicepresidente del Gobierno de Cantabria bajo la Presidencia del popular José Joaquín Martínez Sieso. En las elecciones de 2003, ganó el PP con 18 escaños -la mayoría absoluta son 20- seguido del PSOE con 13 y Revilla con 8. ¿Presidente? Revilla por la gracia del PSOE. En las de 2007 volvió a ganar el PP con 17 escaños. Revilla adelantó al PSOE y logró 12 y los socialistas 10. Nuevamente, Revilla fue presidente por la gracia del PSOE y sin haber ganado las elecciones. Pero las televisiones ya le daban mucha cancha en Madrid. Llegaron las elecciones de 2011 y el PP logró mayoría absoluta con 20 escaños, seguido de Revilla 12 y el PSOE 7. El descalabro que estaba representando la alianza con Revilla para los socialistas era evidente. Pero los socialistas nunca han sido capaces de recuperar la posición que tuvieron hasta 2003 pese a varios cambios de secretario general. En el Partido Regionalista de Cantabria allí sigue al frente Revilla desde 1988, impasible el ademán. Como en su juventud. Las elecciones de 2015 sirvieron para dispersar el voto. Volvió a ganar el PP, pero quedó reducido a 13 escaños, uno más que Revilla, que igualó los 12 de la legislatura anterior. ¿Y el PSOE? Gran éxito. Tras una legislatura en la oposición, perdió dos escaños y se quedó en cinco. Podemos logró tres escaños y Ciudadanos dos. Por supuesto, el sumiso PSOE dio el Gobierno de nuevo a Revilla, dado lo bien que le había ido con él a Cantabria y a los socialistas. Y al fin, en 2019, Revilla ganó por primera vez en su vida una elección, tras tres legislaturas en el poder. Logró 14 escaños con el PSOE en 7, lo que les daba mayoría absoluta.

Perdonen tan larga recopilación de datos electorales, pero me parece importante para recordar que Revilla es esencialmente una criatura engendrada por el PSOE y que todo el daño que él ha hecho a Cantabria es responsabilidad del Partido Socialista, tanto como suya propia. No olvidemos cómo y por qué ha llegado a gobernar todos estos años. Y ahora tiene a Cantabria con la deuda disparada y no ha conseguido para las pymes y los autónomos fondos de los que deberían estar disfrutando a estas alturas. Porque él está en hacer giras por los platós de Madrid, como una marioneta del PSOE, dando lecciones políticas a los demás. Con un par.

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