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Pecados capitalesMayte Alcaraz

El fisio de Bolaños

Ayer, el ministro de Presidencia tuvo que volver a castigar su espinazo ante los herederos de ETA. Mi solidaridad con ese fisio, que es un héroe

Actualizada 02:07

Si Sánchez fuera jefe de personal lo bordaría en el infierno. Gasta un ojo clínico insuperable para promocionar o arrimarse a los malos. Si tiene que hacer un casting entre Margarita Robles, con todos sus defectos la única ministra con sentido de Estado, y una editora de pasquines especializados en dianas sobre la nuca de inocentes, pues no tiene duda: se queda con Mertxe Aizpurúa.

Era esperable que la portavoz proetarra le echase un flotador al cuello a Sánchez, que acerca a casita a sus amigos los terroristas más sanguinarios, no vaya a ser que la llave de la cárcel de los asesinos termine en el bolsillo de alguien con algún escrúpulo. Cuando escuchaba a la dirigente filoterrorista insuflarle respiración asistida al presidente, me acordaba de cómo las Navidades anteriores la veredita verde que va entre la casa de la portavoz batasuna y la celda de Henri Parot no criaba hierba, gracias a las muchas visitas que hizo a ese monstruo que mató a 80 personas.

Lo bueno que tiene este Gobierno es que con sus socios se podría llenar un chabolo entero. Ofendiditos los indepes catalanes porque les espiaban para evitar que cometieran delitos, en la recámara de la infamia socialista quedaba Otegi, que podría firmar una tesis de cómo espiar y ejecutar, en el sentido más draconiano de la sevicia. Sánchez se había tapado la nariz para pedir apoyo a su decreto anticrisis a Feijóo, pero donde esté una cuerda de reos, que se quiten esos ultras del PP. Desde luego, a los populares no les quedaba otra que dar calabazas a unas medidas y a un presidente que no son los que merece España. El nuevo jefe de Génova ya podría escribir un tratado sobre las trampas sanchistas.

La tal Mertxe obligó hace unas horas a Félix Bolaños a culminar una semana que va a poner a prueba a su sufrido fisioterapeuta: cuando parecía que se tendría que emplear a fondo para recuperarlo de la humillación ante los golpistas catalanes llega más tajo por culpa de una nueva ignominia. Ayer, el ministro de Presidencia tuvo que volver a castigar su espinazo ante los herederos de ETA. Mi solidaridad con ese fisio, que es un héroe. El consuelo es que no parece que ese terapeuta esté entre las 100.000 personas que se han quedado sin curro este primer trimestre, gracias a las políticas chulísimas de Yolanda Díaz. Así crea empleo el Gobierno que, de hinojos, sienta la cabeza en el suelo. Nos quejamos por vicio.

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