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Perro come perroAntonio R. Naranjo

Pedrito topa el gas

Sánchez bajará la luz un poco a unos cuantos y se la subirá al resto: la Isla energética es un 'reality' de chonis con Lastra y Ribera tocándole las palmas al concursante de Moncloa

Actualizada 01:53

Han salido Teresa Ribera y Adriana Lastra con todo su vatio moreno a presumir de que Pedro, la criatura, ha topado el precio del gas él solito, gracias a esa Isla Ibérica con nombre de concurso de chonis en Telecinco.

Especialmente ardiente en la defensa de nuestro Kennedy ha sido Miss Asturias, en una memorable intervención que ha puesto los pelos de punta a las gallinas y la piel de gallina a los cefalópodos: Adriana, salida de otro programa televisivo para reeducar a púberes agitados, ha presentado a su mentor como el hombre que inventó también los Fondos Europeos.

Topar el gas para él ha sido pan comido, según la lumbrera asturiana, digna heredera de Leire Pajín en provocar alipori: nuestro Pedro consiguió, él solito, que los alemanes suelten una millonada a España y encima aplaudan al pedigüeño y, además, doblegar a las pérfidas eléctricas mientras el resto de europeos hace el canelo pagando el megavatio a precio de jamón del que come Alberto Garzón.

La mera prosodia de Lastra, que solo ha aprobado con honores la asignatura de sanchismo y solo ha trabajado para Sánchez, de lo que se deduce empíricamente que nunca ha estudiado ni currado; debiera ser suficiente para activar la alerta por gato encerrado, imprescindible en esta España de trileros a título de ministro y de vendedores calvos de crecepelo.

Y la duda se confirma al escuchar a Ribera, esa Greta Thunberg con canas que se preocupa mucho por los ríos de Alaska mientras se mea en nuestro Mar Menor y tuvo la genial idea de atacar al diésel en un país que tiene el 10% del PIB en el sector de automoción.

Ella, compañera de pupitre de Lastra en sexto de sanchismo y cheerleader en la banda, también ha vendido la proeza pedrista con el mismo apego a la verdad que una mantis prometiéndole al macho que no le cortará la cabeza al terminar la cópula.

La realidad es que la única «isla energética» de España es que aquí el Gobierno mantiene un sistema de cálculo desechado en Europa que explica una parte del sobrecoste. La realidad es que la rebaja temporal que beneficiará al 40 % de los consumidores, en el mejor de los casos, la pagará el 60 % restante y provocará mayores precios para el 100 % dentro de un año.

La realidad también es que no existe la «excepción ibérica» y que cualquier país puede reducir el coste eléctrico bajando los impuestos, que son el 50 % del recibo. La realidad es que la energía se dispara por la presión fiscal que le mete el Gobierno, con excusas renovables y ecológicas que en veinte años no han hecho rebajar la dependencia del gas o el petróleo. La realidad es que Sánchez ha presentado su heroicidad sin tener el visto bueno de Europa. La realidad es que este Gobierno tan social sigue permitiendo forrarse a las gasísticas y a las petroleras mientras señala a las eléctricas, que no son las malas de la película.

Y la realidad es que Sánchez va a hacer con la luz lo que ya hace con el combustible: atracar al ciudadano, señalar falsos culpables, vender soluciones inexistentes y devolverle luego una mínima parte de la ganancia obtenida con el robo para persuadirle de que le vote. La desvergüenza, en fin, tampoco tiene tope.

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