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Perro come perroAntonio R. Naranjo

Pedro tiene la regla

Para cogerse la baja menstrual primero hay que tener trabajo y España es el país con mayor paro femenino de Europa. Digamos que, en ese escenario, es una propuesta sangrante

Actualizada 02:46

Hay que mirarlo por el lado bueno: entre fines de semana, festivos, moscosos, días para asuntos propios, teletrabajo y bajas menstruales; España se va a quitar de encima al menos un tercio de cada mes a Irene Montero y a Ione Belarra, que no podrán hacer el mal si anteponen el ejemplo y se retiran a disfrutar de tanto derecho social.

No estaría mal que se sumaran, solidariamente, María Jesús Montero o Nadia Calviño, aunque el calendario biológico quizá haya dejado atrás hace tiempo sus prestaciones reproductivas.

Y sería directamente la bomba que disfrutaran de las bajas menstruales Pablo Echenique, Arnaldo Otegi, Pere Aragonès o el propio Pedro Sánchez, cuyo feminismo es tan intenso como para obrar tal vez el milagro.

Y si no es factible a las primeras de cambio, en esta España que intenta consagrar el «sexo sentido» como tercera opción frente a los dos sexos fascistas de toda la vida; a todos ellos les bastaría con pasarse por el registro civil a cambiarse el suyo y, a continuación, cogerse mensualmente los 3, 4 o 5 días (mejor cinco, y que reine la rima) de baja para sufrir en soledad, pero dando ejemplo, su recién estrenada regla.

Paco podrá llamarse Manoli sin perder un trabuco que ni en Sierra Morena y, a poco que apriete, trincarse tres días de baja por sentir unos dolores que no padece

Yo a Pedro le veo cara de Mamen. Y Mamen se merece descansar con el zurrón lleno de compresas y salvaslips por si a la rutina habitual de hacer el ridículo a diario se le añade la de sangrar cada tres o cinco semanas (mejor cinco, tenemos el día rapsoda): la «regla sentida», que sin duda acompaña al «sexo sentido», debe ser suficiente para acogerse al enésimo descubrimiento del Gobierno más social de la historia: las chicas podrán desaparecer tres días de un trabajo que no existe en el país con más paro femenino de Europa.

Hoy las españolas y españolos tienen imposible llevar una vida normal, entendiéndose como tal la porción de su devenir que depende de algún modo del Gobierno: carece de trabajo, si lo tiene es malo, paga por todo lo mismo que un alemán con la mitad de su renta, sufre a esa KGB llamada Hacienda, le confinan física y mentalmente cada 5 minutos para que no coma ni beba ni piense lo que le salga del páncreas y ni siquiera tiene claro si puede hablar, estudiar o sentir en español en media España.

Pero Paco podrá llamarse Manoli sin perder un trabuco que ni en Sierra Morena y, a poco que apriete, trincarse tres días de baja por sentir unos dolores que no padece pero son perfectos para que la España sanchista siga gobernando entelequias, mitos, leyendas e inventos mientras la España real sangra tendida en el suelo de una cornada, con tres trayectorias, de uno de estos morlacos tontunos de la ganadería de la Moncloa.

Cicerón decía que, cuanto más cerca está el fin de un imperio, más alocadas son sus leyes. A ver quién mejora a Pedrito enviando a Bolaños a comprarle unos tampones en el chino de saldo.

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