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GaleanaEdurne Uriarte

Corruptos, terroristas, etarras

Pedro Sánchez cree que hay que endurecer las penas para los violadores, pero sacar de la cárcel a los etarras y olvidar sus asesinatos, todo lo que ha pactado con Bildu y PNV, y no solo porque necesite los votos de ambos en el Congreso, sino porque comparte con ellos su particular memoria histórica

Actualizada 01:30

Apuesto a que el lunes ninguno de esos ciudadanos que visitarán a Pedro Sánchez en la Moncloa le harán pregunta comprometida alguna sobre los corruptos, los golpistas o los etarras a los que apoya, con los que negocia, o a los que beneficia. Tampoco se la hacen todos esos intelectuales que pasaron los últimos años hablando de ética y de calidad de la democracia, pero para denunciar a la derecha, española o internacional. Tan de moda como se puso la ética en los medios de comunicación de nuestro país y tan desaparecida como está ahora, cuando la democracia española ha sufrido una preocupante degradación de todos los estándares éticos.

En una misma semana, corruptos, golpistas y etarras han sido noticia por acciones de apoyo vinculadas al Gobierno de Pedro Sánchez. Los corruptos, representados en primer término por Griñán y la voluntad de Pedro Sánchez de indultarlo, e indultar con él a toda la corrupción mientras sea de izquierdas. Y ni una palabra aún de los que hablaban de ética democrática hasta hace cuatro años. Ni del socialismo ni de la extrema izquierda. Porque esta última apoya la corrupción nacional de sus socios y también la de otros países, como presumió Pablo Iglesias con su visita de apoyo a Cristina Kirchner, justamente después de que el fiscal Luciani pidiera 12 años de cárcel para ella por corrupción. Cristina Kirchner, víctima de un atentado frustrado, es conocida por el increíble aumento de patrimonio de ella y de su familia desde que llegó al poder, además de por la investigación del asesinato en 2015 del fiscal Nisman, cuatro días después de que éste la acusara de acordar con Irán el encubrimiento del atentado contra la Amia en 1994. Todos ellos motivos de apoyo para la izquierda española.

Los golpistas catalanes, por su parte, han recibido el aval del Comité de Derechos Humanos de la ONU, tras el millón de euros donado al Comité por la Generalitat y tras el voto favorable del juez español Carlos Gómez Martínez, elegido por Sánchez y miembro de la izquierda judicial española. Y, sobre todo, tras el apoyo mostrado a los golpistas por el Gobierno español, con los indultos, los pactos y la vista gorda a todas sus ilegalidades, ahora, el incumplimiento de la sentencia del 25 por ciento de español en la escuela. Como para que diga algo crítico la ONU, con ese apoyo entusiasta de Pedro Sánchez. Ni una palabra tampoco de aquel progresismo que tanto escribía sobre ética.

Para rematar, algunos de los etarras más sanguinarios van a ser trasladados a las cárceles vascas, a fin de que el Gobierno Vasco les ofrezca beneficios penitenciarios y salgan a la calle mucho antes de cumplir sus condenas. Y ello porque Pedro Sánchez cree que hay que endurecer las penas para los violadores, pero sacar de la cárcel a los etarras y olvidar sus asesinatos, todo lo que ha pactado con Bildu y PNV, y no solo porque necesite los votos de ambos en el Congreso, sino porque comparte con ellos su particular memoria histórica. Y ni una palabra tampoco de los teóricos progresistas de la ética. Han desaparecido, y no se espera su vuelta hasta que gobierne la derecha.

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