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HorizonteRamón Pérez-Maura

Sánchez supera la incompetencia de «Napoleonchu»

Se tira a la piscina sin agua dejando a todos los españoles como unos pedigüeños y viendo como, finalmente, Cuba se queda con el protagonismo y Venezuela es el garante

Actualizada 01:30

Quizá recuerden que Sánchez se precipitó a ser el primer jefe de Gobierno extranjero en visitar a Gustavo Petro tras su toma de posesión el 7 de agosto. A pesar del pasado terrorista de Petro y de las conexiones de su guerrilla con el peor de los narcotraficantes, Pablo Escobar, el presidente del Gobierno no ha tenido inconveniente en echarse en brazos del colombiano. Ni después de buscar la ofensa al Rey de España con la espada de Bolívar. O quizá para agradecerle que lo hiciera.

Así que Sánchez se apresuró a volar a Bogotá y demostrar a Petro que el Gobierno español está a su lado. El 24 de agosto ofreció a Petro que Madrid albergara las negociaciones que su Gobierno pretende poner en marcha con los terroristas del Ejército de Liberación Nacional. Dudo que Sánchez sepa que el ELN es una guerrilla cuyo segundo jefe, tras la caída de su fundador, Fabio Vásquez Castaño, fue un aragonés, «El Cura Pérez», que fue ordenado sacerdote por el propio Papa Pablo VI y que se convirtió en un agitador de la Teología de la Liberación. O quizá Sánchez lo sepa y por eso le gustaba la idea de traer a España las negociaciones.

A estas alturas ya parece claro que la gestión de Sánchez, que no sé si nuestro ministro de Exteriores, Napoleonchu, ha intentado continuar, es un nuevo fracaso. Porque me imagino que cuando el presidente del Gobierno hizo esa oferta a la guerrilla, el Ministerio de Exteriores se pondría a trabajar en ello. Pero lo cierto es que ahora sabemos que, con el nombramiento de Venezuela como país garante en la negociación, la sede del diálogo va a seguir estando en Cuba, el lugar más conveniente para colombianos y venezolanos. Y que Venezuela queda como sede alternativa si fuese necesaria una.

Cuando un dirigente mundial ofrece a su país para ser sede de cualquier encuentro multilateral, procura no hacerlo público si no tiene alguna garantía de éxito. Ni mucho menos lo proclama a los cuatro vientos cuando se trata de juntar a los guerrilleros elenos con el actual canciller colombiano, Álvaro Leyva, que ya contó con el aval del jefe de las FARC, Tirofijo, cuando aquella guerrilla negociaba con el Gobierno de Andrés Pastrana. Pero Sánchez se tira a la piscina sin agua dejando a todos los españoles como unos pedigüeños y viendo como, finalmente, Cuba se queda con el protagonismo y Venezuela es el garante. Sólo falta que Napoleonchu intente salvar la cara de su jefe rogando que nos permitan a acompañar a Venezuela en La Habana y ya no faltaría nadie: Petro, Maduro, Díaz-Canel, el ELN y Sánchez o, en su lugar, Napoleonchu. Qué grande.

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