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HorizonteRamón Pérez-Maura

Sánchez y la agonía del socialismo

Si una «ultraderechista» como Meloni puede presidir un Gobierno en un gran país europeo como Italia, parece evidente que el intento de la izquierda mediática española de amenazar al PP con el Averno si se muestra dispuesto a gobernar con Vox es una postura política que se disuelve como un azucarillo en un café

Actualizada 01:30

Anunciamos en esta columna el pasado 1 de septiembre («Los planes de Sánchez para Su Persona»») que Su Sanchidad tenía intención de optar a la Presidencia de la Internacional Socialista, que es en este momento casi la única Presidencia que puede ganar porque no la ansía ni el presidente del PUSY, (Partido Unificado Socialista del Yemen). A lo largo del mes se ha confirmado la candidatura ante la falta de alternativas y ahora cabe preguntarse cómo ha llegado la Internacional Socialista a entregarse a un candidato como Sánchez. Hay una razón principal: esta Internacional es un cadáver. El único país relevante de Europa –además de España– donde gobierna un partido socialista es Portugal. Y su primer ministro, António Costa, es la antítesis de Sánchez en su forma de gobernar.

El socialismo en Europa está en proceso de derrumbe. Mi estimado colega el periodista Fernando Jáuregui acaba de publicar su nuevo libro, La foto del Palace, en el que sostiene que a diferencia de los partidos socialistas francés e italiano, el PSOE tiene futuro después de Sánchez. Yo creo que se equivoca. Me parece que va por la misma ruta que ambas formaciones hermanas. Y creo que este socialismo que ha roto con las reglas sobre las que se había articulado la democracia en Occidente no va a poder sobrevivir a su traición.

La derrota este domingo en Italia ha sido apabullante. Pero lo que muy pocos tienen en cuenta es la gran victoria para el PP y Núñez Feijóo que representa el resultado de Hermanos de Italia y Giorgia Meloni. Lo que ocurrió el domingo en Italia es que ante el desplome de Forza Italia, partido encabezado por una momia que todavía responde al nombre de Silvio Berlusconi, y de la Lega de Matteo Salvini, surge un partido al que se descalifica como de extrema derecha. Y al que, para empezar, se describe como aliado de Rusia, a quien han mostrado su apoyo Berlusconi y Salvini, pero no Meloni. En el país con la clase política más rusófila de Europa, Meloni tuvo el valor desde el primer minuto de apoyar a Ucrania. Y ha ganado las elecciones.

Lo que esta victoria representa para Feijóo y complica a Sánchez se traduce en que una de las cuatro grandes democracias de la Unión Europea va a tener un Gobierno encabezado por un partido al que la izquierda mediática española presenta habitualmente como de «extrema derecha» y homólogo de Vox. Es evidente que es un partido hermano de Vox, al menos cuando allí pintaba algo Macarena Olona y llevaba a la propia Meloni a sus actos de campaña electoral en Andalucía. Lo que quiere decir que, si una «ultraderechista» como Meloni puede presidir un Gobierno en un gran país europeo como Italia, y otros «ultraderechistas» pueden integrar Gobiernos como el de Suecia, parece evidente que el intento de la izquierda mediática española de amenazar al PP con el Averno si se muestra dispuesto a gobernar con Vox es una postura política que se disuelve como un azucarillo en un café.

Como ya dije en su día, Sánchez aspira a presidir la IS como plataforma para jugar en las grandes ligas internacionales. Veremos si no se queda como custodio del cadáver de esa misma Internacional Socialista.

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