Español prohibido
Me lo imagino allí todo fatuo, sabiéndose amparado por el sistema, dando su leccioncita nacionalista con la mirada de guasa clavada en el alumno como si oyera llover
No sé si están al corriente de la última bufonada de uno de esos profesores nacionalistas talibanes de la lengua catalana que pululan abundantes por las escuelas de Baleares.
Hace un par de semanas Marc V, profesor del instituto Puig de Sa Font de Son Servera en Mallorca, se jactaba en Twitter de humillar a un alumno que le habló en español. La majadería en cuestión versaba así:
«Ahir, al passadís, un alumne em va dir alguna cosa en castellà i jo el vaig ignorar. El del costat de seguida li va dir '¿Qué no ves que no te entiende, que solo habla catalán?' Fer teatre m’escau molt, però no serveix de res si només actuo jo». @mvsalomo
El sujeto en cuestión, supongo que un chulo de manual de esos que se crecen ante los débiles, oyó cómo un muchacho se dirigía a él en el pasillo, y como no lo hizo en catalán, sencillamente lo ignoró. Me lo imagino allí todo fatuo, sabiéndose amparado por el sistema, dando su leccioncita nacionalista con la mirada de guasa clavada en el alumno como si oyera llover mientras todos miraban la escena en silencio… Pero la cosa no terminó allí: el heroico profesor, no satisfecho con su exhibición de provinciana mala educación, publicó su hazaña en Twitter (al estilo gorila del Congo dándose puñetazos en el pecho bramando a su colonia) e inmediatamente fue enaltecido por la jauría de aulladores nacionalistas. El final de la historia es que, aparte de un poco de ruido mediático y las pertinentes denuncias de Plis (asociación ciudadana de profesores libres de ingeniería social), no hubo ninguna consecuencia para el profesor. Nada sucedió, ni sucederá. Tan sólo se escuchó el atronador silencio del alumno humillado y de las miles de familias que, como ese chico, están indefensas ante el sistema y prefieren hacerse pasar por catalanes de ocho apellidos, aprobar el curso y salir de ahí cuanto antes.
«Dadme un niño a los cinco y su mente será mía» Decía Hitler. En 1920, el Partido Nazi eligió a la juventud alemana como la audiencia ideal para sus mensajes de propaganda. En enero de 1933, la Juventud Hitleriana tenía solo 50.000 miembros y tan sólo tres años después ya eran 5,4 millones. En esos tres años el régimen nazi purgó el sistema escolar público de maestros considerados «políticamente poco confiables» y, hacia 1936, el 97 % de todos los maestros de escuelas públicas, unas 300.000 personas, se habían unido a la Liga. Todos sabemos a lo que llevó esta ausencia de oposición y absoluto control del Estado de la educación.
Baleares es hoy territorio comanche. Yo escolaricé a mis tres hijos en Mallorca hace más de 20 años y lo viví en primera persona, desde entonces, habiendo pasado por allí gobiernos del PP (Jaume Matas), PSOE ( Francesc Antich), PP otra vez con una mayoría absoluta de José Ramón Bauza y PSOE otra vez con Francina Armengol (que lleva dos legislaturas). Ninguno hizo nada para defender el derecho a una educación en español. Ni siquiera obligar al mero cumplimiento de la ley. Que yo recuerde, esos años sólo Jorge Campos, al frente del Círculo Balear (asociación civil creada por él) se partió la cara, literalmente, en defensa del español en los colegios (hoy es el líder de Vox).
Me contaban ayer Tomeu Berga, presidente de Sociedad Civil Balear, y Julián Ruiz-bravo, secretario de PLIS, que hoy en el 100 % de los colegios públicos de Baleares el español está absolutamente eliminado como lengua vehicular y que, con tanta cuota y politiqueo de todos los colores durante años, se están convirtiendo en meras academias de idiomas. Parece que los separatistas, conscientes de que ahogar el español en las islas es absolutamente imposible, tienen ahora como estrategia evitar el uso académico del español (sólo lo imparten como lengua) así el alumno no accede nunca al registro culto del idioma y será incapaz de enfrentarse a la lectura de textos complejos.
El rodillo separatista arrasa también en los libros de texto plagados de coletillas adoctrinadoras y datos falsos (Cuentan, por ejemplo, que tras la guerra de sucesión, Felipe V prohibió el catalán, cuando no hay documento ni decreto que acredite semejante sandez) y la última moda: incluir perspectiva de género y valores transversales hasta en matemáticas. Editoriales a nivel nacional como Anaya o Santillana permiten una vergonzosa y burda manipulación ideológica a la carta según qué provincia consume los textos. El caso es vender.
Hay un clamoroso silencio en Baleares ante estas continuas coacciones y discriminaciones. El tweet del profesor envalentonado es sólo es la punta del iceberg de lo que se está tragando en silencio en las aulas. Tocqueville se refirió a este grupo silencioso en plena Revolución Francesa: «Temiendo más la soledad que el error, [los contrarios a la Revolución] declaraban compartir las opiniones de la mayoría»… Los ciudadanos callan su opinión cuando son amenazados con el aislamiento y la exclusión. Pero resulta que pronto votamos, el voto es secreto y barrunto, que lo que ha pasado en Italia es sólo el principio de un tsunami de librepensadores hartos del sectarismo ideológico impuesto por las minorías con el beneplácito apático e interesado de PP y PSOE, que lo han permitido y siguen permitiendo. Tiempo al tiempo. Es David contra Goliat, pero aun así éste con una honda tumbó al gigante.