Señalemos a los cooperadores
Del inframundo de Podemos nada cabía esperar, pero las tragaderas de técnicos del currículo de Robles, Planas o Escrivá son realmente lamentables
Nada cabía esperar de las huestes del populismo camisetero, que se han visto de chiripa en un coche oficial por la debilidad de Sánchez, o de los apparatchiks del PSOE. Pero sí de técnicos de importante currículo académico y profesional, que aparcando el sentido común y el patriotismo más básico se han convertido en cooperadores del desaguisado de Sánchez solo por preservar sus carteras:
-Margarita Robles. Lo de referirse a esta leonesa de 66 años como la persona con «sentido de Estado» en el gabinete de Sánchez se ha convertido en un chiste. Margarita, que fue magistrada del Supremo, que ha ejercicio roles de relieve en varios Ejecutivos, a la hora de la verdad traga con lo que sea: indultos, sedición, malversación… Todo le viene bien con tal de prevalecer en su poltrona. Es una católica practicante que no plantea objeción alguna ante la campaña contra la vida de sus compañeros de gabinete, cuando incluye hasta listas negras para perseguir a los médicos que objetan. Es una jurista que asiste silente a la persecución de Sánchez a sus compañeros de profesión. Margarita tocó fondo en la crisis del CNI. En un primer momento se mantuvo en su sitio, al lado de la directora fulminada y contra los separatistas. Pero en cuando Mi Persona tocó el cornetín, viró presto y acabó adulando a su jefe con un jaboneo de vergüenza ajena. ¿Sentido de Estado? ¿O sentido del coche oficial?
-Nadia Calviño. Coruñesa de 54 años. Me consta de primera mano que hasta algunos de sus familiares de La Coruña están flipados con su abrazo al radicalismo. Nadia ya ha olvidado que fue el Gobierno de Rajoy, en nombre de una concepción abierta de la política, el que facilitó que en 2014 fuese promovida a directora general de Presupuestos de la Comisión Europea. Calviño ha pasado de ser una supuesta técnica de altura a acabar transigiendo con todo el festival intervencionista y manirroto. Para intentar encajar entre la tropa radical pese a su apariencia burguesa, ha incurrido gestos tan absurdos como proclamar que no aceptará foto o mesa donde ella sea la única mujer. Como guinda, la salpica un caso de nepotismo en relación a su marido, agraciado con la lotería de un estupendo empleo en Patrimonio Nacional. Por supuesto, silencio total ante la alianza de Sánchez con el separatismo que puede desmontar España.
-Luis Planas. Valenciano que peina ya 70 años. Técnico de prestigio, con premio extraordinario de licenciatura en Derecho. Su currículo es amplísimo: embajador, eurodiputado, consejero autonómico, ministro… Encarna el sentido común y el saber en un Gobierno de amateurs. Pero tengan por seguro que jamás le escucharán un comentario sobre la manera en que su jefe está oxidando nuestra democracia y amenazando la unidad nacional. Yo a mi poltrona y que se hunda el mundo…
-José Luis Escrivá. Albaceteño de 62 años. Impresionante trayectoria en el mundo de la Economía. Premio extraordinario de fin de carrera en la Complutense. Cargos en el Banco de España y el BCE. Jefe de estudios del BBVA. Entre 2014 y 2020 presidió la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal. En aquellos días, Escrivá vertía comentarios desazonados por los despachos de algunos medios criticando una supuesta falta de rigor contable del Gobierno del PP. Hoy aquel celo ortodoxo se ha evaporado. Chapotea encantado en medio de la verbena alocada de gasto público del PSOE y Podemos. En lo que hace a la unidad de España y el asalto las instituciones, el celoso técnico de antaño no está ni se le espera.
Un presidente de alma autoritaria avanza fuera de control, mientras esta crema de técnicos colabora y calla. Son los cooperadores necesarios. Pero seguro que duermen bien. A lo peor hasta ya les gusta este flagrante destrozo de su país.