La profecía de Rubalcaba
El PSOE se ha mimetizado tanto con ERC, Podemos y con Bildu que ya no se distingue de ellos
Hace algunos años Alfredo Pérez Rubalcaba explicó en una entrevista a Susanna Griso la razón de su rotunda oposición al plan de Pedro Sánchez de pactar con ERC y Bildu. «Me conozco el argumento –decía Rubalcaba– vamos a sentarnos con ellos y acabarán siendo buenos. Pero cabe la posibilidad de sentarnos con ellos y acabar siendo malos». Aquella profecía de Rubalcaba se hizo realidad el jueves pasado ante los ojos de todos los españoles. Hoy el PSOE se ha mimetizado tanto con ERC, Podemos y con Bildu que ya no se distingue de ellos.
Durante el deplorable pleno del jueves en el Congreso, el portavoz socialista, Felipe Sicilia, repitió el mismo argumento que los portavoces de ERC, de Bildu y de todo extremista que se subió a la tribuna de oradores, equiparar una eventual decisión del Tribunal Constitucional contraria a sus intereses con el golpe de 23-F.
Si solo fuera por ese detalle podríamos consolarnos pensando que son las consecuencias de haber encargado la tarea al más tonto del grupo socialista, pero no es así. También pudimos ver a la supuestamente moderada Nadia Calviño, presionando, histérica, al Constitucional desde los pasillos del Congreso y al propio Pedro Sánchez deslegitimando a parte de la judicatura al hablar de un complot político-judicial y advirtiendo a los magistrados del TC sobre lo que deben votar el próximo lunes. ¡Bienvenidos a Polonia!
Junqueras manda tanto que no solo ha logrado reescribir el Código Penal a su antojo, también ha conseguido que el PSOE haya devenido en la ERC de 2017. Exigen que su mayoría esté por encima del bien y del mal, de los procedimientos legislativos regulados e incluso del control por parte del Tribunal Constitucional. Del mismo modo que Junqueras y Puigdemont reivindicaban la soberanía del Parlamento Catalán para declarar la independencia, hoy Sánchez y sus socios apelan a la soberanía del Legislativo para rechazar el control de sus actos por parte del Tribunal Constitucional. Unos y otros apelan al mismo principio populista y antidemocrático en virtud del cual la mayoría es la expresión de la voluntad popular y no puede ser limitada por las leyes. Pero todos sabemos que la democracia es precisamente lo contrario: que hasta las mayorías más abrumadoras, deben estar sometidas al principio de legalidad.
Sánchez y sus socios han atropellado los derechos de la oposición con una tramitación exprés de sus reformas y han perpetrado un fraude de ley al intentar modificar mediante enmiendas dos leyes orgánicas que además forman parte del bloque de constitucionalidad, la ley del Poder Judicial y la del Tribunal Constitucional. Se entiende que Bolaños exija al PP que retire ese recurso de amparo que les ha puesto de los nervios. Sabe que se va a llevar un nuevo revolcón, como se los llevó con los estados de alarma.
La profecía de Rubalcaba se ha cumplido. Los malos no se han vuelto buenos y los que debían ser buenos se comportan como los malos; por eso el Congreso de los Diputados esta semana ha sido lo más parecido al Parlamento Catalán de 2017. Dice Sánchez que la convivencia en Cataluña ha mejorado mucho. Lo dudo. Lo que sí se es que en España está para echarse a llorar.