Doña Impacto
Si consigo matricularme y seguir «on line» las lecciones de la señora Gómez, lo que me resta de escribir en la vida podrá ser elogiado como impactante en mi crónica necrológica. «Fallece Alfonso Ussía, el columnista impactante»
En España, algunos entusiastas se referían a Esperanza Aguirre como la Dama de Hierro, por su cercanía ideológica y manera de hacer política de Margaret Thatcher, primera ministra del Reino Unido. No obstante, la Dama de Hierro original y genuina fue Golda Meir, la primera mujer israelí que alcanzó el cargo de primera ministra de Israel, la gran nación europea incrustada en el Oriente Medio. Golda Mabovitch nació en Kiev, en la heroica Kiev a finales del siglo XIX, y en 1948 huyó del yugo soviético a su tierra prometida, el recién creado Estado de Israel. Israel, y por ello el comunismo que se mueve en libertad por las naciones occidentales aborrece su existencia, es el muro que defiende a la civilización judeocristiana que impera en el mundo occidental. Combaten y se defienden contra el odio de las naciones árabes, que no desean su derrota, sino su desaparición. Pero Israel resiste a pesar del odio y del sesgo antisemita de una buena parte de los medios de comunicación europeos, influidos o simplemente comprados por los largos brazos del comunismo internacional. A partir de ahora, la denominación de Dama de Hierro habrá que aplicársela a Begoña Gómez, que en su cátedra de la Complutense sin ser catedrática de nada, va a enseñar a los profesionales –no especifica la profesión de los profesionales– a «trabajar desde la perspectiva del impacto». Del impacto exteriorizado e interiorizado, es decir, del autoimpacto, lo cual, sinceramente, me ha dejado gozosamente impactado.
Golda Meir estudió un par de carreras universitarias y gobernó con éxito en la nación más amenazada y atacada del mundo, mientras que nuestra Dama del Impacto de Hierro es la directora de una cátedra por ser la mujer de Sánchez, trabajó en el Instituto de Empresa por ser la mujer de Sánchez, y el único impacto que conoce es el del tren delantero de los aviones Falcon cuando aterrizan impactando con la pista de aterrizaje de los aeropuertos. Como comunicadora es un desastre, no coordina las ideas, no sabe explicarlas y usa un lenguaje perfectamente adaptado a la nada, es decir, al vacío sostenible, que lo de sostenible le apasiona. Golda Meir era más medida en la palabra, pero se le entendía todo, y muchos de sus pensamientos, por su impacto, pueden ser adaptados a la situación actual de España. Respecto al problema de Israel con los palestinos y demás naciones árabes fronterizas y cercanas, Golda Meir resumió sus esperanzas con una contundencia impactante: «Todo se arreglará cuando nuestros enemigos amen más a sus países de lo que odian a Israel». Miren por dónde nos ofreció la Dama de Hierro de Israel la solución a los problemas que padecemos en España con los separatismos. «Todo se arreglará cuando los catalanes separatistas amen más a Cataluña de lo que odian al resto de España». Dicho sea, sin necesidad de organizar una chorrada carísima en la Complutense para que los profesionales obtengan el diploma de un cursillo en el que se enseña a trabajar desde la perspectiva del impacto. «Y usted, ¿qué ha estudiado?»; «tengo el título de profesional con perspectiva de impacto»; «perfecto, que pase el siguiente».
Voy a proceder a solicitar una información más amplia con el fin de formalizar mi matrícula. Al cabo de los años, después de sudar ríos de tinta y esfuerzo, creo que he conseguido que me consideren, me quieran o me odien como un buen profesional. Pero reconozco que me falta impacto, impacto exterior, impacto interior, y autoimpacto. No domino el impacto «on line» que recomienda doña Impacto y garantiza su dominio posterior a la clausura del curso. Al menos, si consigo matricularme y seguir «on line» las lecciones de la señora Gómez, lo que me resta de escribir en la vida podrá ser elogiado como impactante en mi crónica necrológica. «Fallece Alfonso Ussía, el columnista impactante».
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