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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Nos vamos a extinguir...

Viendo los recitales de la clase política dan ganas de poner una placa en la puerta del Parlamento que diga: «Aquí yace el sentido común»

Actualizada 10:24

Cuando asistimos a alguna torpeza llamativa –tipo pedir un café con leche en un bar y que te lleguen con una caña, o ejemplos de patadas al diccionario y los números por parte de próceres públicos–, mi mujer siempre repite con un suspiro la misma expresión: «Nos vamos a extinguir…».

La cita me ha venido a la mente ante el recital de nuestros partidos políticos a cuenta del (no) caso de Castilla y León. A este paso nos vamos a extinguir como especie, en efecto. O cuanto menos habrá que colgar una placa a la puerta del Parlamento que rece así: «Aquí yace el sentido común, víctima de la mercadotecnia política y la generación mejor preparada de la historia».

Todo ha sido un recital de incongruencias. Un chaval bienintencionado, pero sin experiencia alguna en la gestión política, hoy vicepresidente de una comunidad autónoma, presenta un honorable proyecto a favor de la causa de la vida, pero sin haberlo cerrado con sus socios de coalición y sin tener potestades ejecutivas sobre la materia en cuestión.

El presidente de esa Comunidad Autónoma, en lugar de arrojar luz desde el minuto uno, va zigzagueando dialécticamente sin acabar de dejar las cosas claras. Hasta que finalmente la jefatura de su partido, temerosa –ay– de que algo tan valioso como defender la vida humana les reste votos, le da un toque y le ordena rechazar por completo el proyecto presentado por su propio vicepresidente.

Como resultado de esta crisis, el partido del citado vicepresidente autonómico amaga en unas declaraciones de su secretario general con romper la coalición. Pero cuando lo ven publicado en titulares mandan recado de que la amenaza era un poco de mentirijilla, que en realidad tampoco quisieron decir eso.

No se vayan que falta todavía lo mejor, los despropósitos de la otra parte del arco político:

El Gobierno que más daño ha hecho a las mujeres en la historia reciente de España (esta semana se alcanzará la cifra de 200 delincuentes sexuales liberados por su torpeza legislativa), monta la mundial y lanza una supuesta cruzada en defensa del sexo femenino frente «a una ultraderecha que las quiere retrotraer a la desprotección de los años ochenta» (cuando, por cierto, gobernaba también el PSOE).

El Gobierno que más daño ha hecho a las mujeres en la historia de nuestra democracia (liberación de violadores, récords de asesinatos y una ley trans que las perjudica claramente), cursa también dos requerimientos a la comunidad autónoma, amenazándola con acciones legales por incumplir la ley del aborto. Pero resulta que la famosa comunidad autónoma no tiene nada que retirar, pues en realidad no se ha implantado de modo oficial novedad alguna en lo que hace a la atención a las embarazadas. Todo se ha quedado en gas, pues al partido genovés le entró un temblor de piernas electoral al ver cómo Sánchez estaba utilizando unas simples frases en favor de la vida como una enorme cortina de humo con la que enmascarar sus serios problemas.

¿Quieren más afrentas al sentido común? La ministra portavoz advierte muy enérgicamente en la rueda de prensa de Consejo de Ministros –que ahora es como un mitin semanal del PSOE– que «la ley es igual en toda España». Lo dice la portavoz del mismo Gobierno que cuando la justicia falló a favor del 25 % de español en las aulas catalanas puso toda la carne en el asador para que no se cumpliese la sentencia. Lo dice el mismo Gobierno que ha indultado a los golpistas catalanes contra el criterio del Supremo y de la mayoría social y más tarde cambió el Código Penal a su dictado.

Por supuesto, de lo auténticamente importante en todo este debate, el derecho a la vida del nasciturus, nunca más se supo. Y es que al parecer, en España eliminar fetos es «progresista» y defender sus vidas peligroso «ultraderechismo».

Algún día, en un futuro no muy lejano, estudiarán semejante empanada moral y no darán crédito.

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