Sencillo, cercano...
He tenido el honor de ver en las redes una grabación del casual evento deportivo. Y debo escribir con la verdad por delante, aunque hiera y duela. Nuestro amado presidente del Gobierno juega a la petanca muy mal
Amaneció como es él. Sencillo, cercano, del pueblo. Cambió las prioridades de su apretada agenda.
–Begbeg, después de lo de Davós, nada me apetece más que reunirme con la gente sencilla y disputar una partida de petanca. Recorreré los parques y jardines de Madriz y buscaré a jubilados que quieran jugar conmigo.
–Eres el mejor, Pitpit. Me enamoré de ti por esa sencillez que te rebosa de todas las partes de tu cuerpo. La sencillez y humildad del necesitado, de los desesperanzados que buscan en la petanca el clavo al que agarrarse a la vida. Como la limpiadora del hotel de Los Extremeños se tocan.
De vivir en la estrechez!
¡Qué ganas tengo, Dios Mío
De morirme de una vez!
–Deja, deja, Begbeg. Nuestros jubilados no desean morir. Viven felices y despreocupados. Y necesitan del impulso emocional de mi presencia en sus partidas de petanca.
–Si no fuéramos ateos, Pitpit, me atrevería a decir que eres un santo. ¿Y a qué parque de Madriz vas a ir? El Retiro está lleno de fachas, y el del Oeste, y la Casa de Campo…
–A un parque de barrio «progresista», Begbeg. Madriz tiene muchos parques. Ej que me muero de la ilusión de compartir con los jubilados sus juegos y aficiones.
–Ej que eres de lo que no hay, mi Pedri.
Bolaños lo dispuso todo. Hora de la partida, las 14.30, que es la de comer. El sencillo y cercano no quiere público ni aglomeraciones. El coche y la comitiva dispuestos. Las órdenes de Bolaños terminantes. «El presidente desea jugar a la petanca con la gente jubilada en un parque progresista».
Por eso llegó tan tarde. Al fin lo encontró. Y los jubilados, casualmente, eran todos socialistas, exalcaldes del PSOE, antiguos administrativos de municipios socialistas y secretarios municipales socialistas. Ángel Viveros, Joaquín López, José Ventura, Antonio Vicente, Juan Santos… y todo por casualidad.
He tenido el honor de ver en las redes una grabación del casual evento deportivo. Y debo escribir con la verdad por delante, aunque hiera y duela. Nuestro amado presidente del Gobierno juega a la petanca muy mal. No calcula bien la fuerza y precisión en sus lanzamientos. Las bolas de la petanca, cuando vuelan en pos de la bolita piloto, deben hacerlo con un efecto contrario a su rumbo, con el fin de detenerse en seco al chocar con la tierra. Y nuestro presidente no domina ese toque de muñeca, que con tanta maestría utilizan Viveros, López, Ventura, Vicente y Santos, sus compañeros y casuales contrincantes socialistas, que manda huevos la casualidad. Buscar petanquistas y toparse con cinco cargos medios del partido. La partida del partido, entre ellos, el anterior alcalde de Coslada, el Beckenbauer de la petanca, como se le conoce en su localidad. «Modere la fuerza de los lanzamientos, señor presidente»; «lo intentaré, compañero Viveros, pero tutéame, que todos somos iguales y no me gustan las distinciones». «Eres sencillo y cercano, de lo que no hay». «Casualmente, eso mismo me ha dicho mi mujer hoy por la mañana».
¿Se puede ser más sencillo y cercano? Lo pienso, y los vellos de los brazos se me erizan como escarpias. Todo, qué sencillo, qué humano, que fructífero, qué natural, qué republicano en suma.
A las 15.30 el parque revivió de visitantes, y Sánchez escapó a toda prisa. «Todo menos que me griten '¡Que te vote 'Txapote!'».
Pero bellísimo detalle sostenible-solidario que, modestamente, he intentado narrar con precisa pulcritud.
Sencillo, cercano…