La corona de la Reina Camila la portó un grande de España
En España se procura no reconocer la riqueza histórica que denota nuestros títulos nobiliarios no vaya a ser que nos tengamos que enorgullecer de esa historia. Y eso es la incorrección política más pura
Volver de los fastos de la coronación de Carlos III a la realidad de la política española genera bastante depresión. Figúrense qué semana hemos tenido. Baste recordar la vergüenza de los terroristas candidatos en las elecciones municipales en el País Vasco y Navarra. Sumido en la más profunda melancolía he añorado una imagen que vi el 6 de mayo en la Abadía de Westminster y que me ha hecho pensar mucho.
En medio de la magnificencia de ese protocolo espectacular –al que en España hemos renunciado– me encantó ver entrar en la Abadía a un grande de España que portaba la corona de la Reina Mary que se iba a imponer en esa ceremonia a la Reina Camila. Ese grande es el duque de Ciudad Rodrigo, el séptimo en ostentar esa dignidad que fue otorgada por las Cortes de Cádiz a su antepasado el primer duque de Wellington, que jugó un papel decisivo en la victoria de los españoles sobre Napoleón, antes de ser uno de los comandantes que acabaron con el Emperador de los Franceses en Waterloo. Y después de eso Wellington sería primer ministro dos veces encabezando al Partido Conservador.
Su descendiente y actual duque de Ciudad Rodrigo y de Wellington, además de Príncipe de Waterloo y otros títulos es un amante de España. Posee una gran finca, Molino del Rey, en la localidad granadina de Íllora. En un momento en que en el Reino Unido hay un cierto auge del nacionalismo, que provocó el triunfo del Brexit, el Rey Carlos escogió para portar la corona de la Reina a la personalidad internacional que probablemente tiene títulos de nobleza de más países diferentes. Los ya mencionados son del Reino Unido, del Reino de España y del Reino de los Países Bajos. Pero también mantiene los títulos portugueses de duque de Victoria y marqués de Torres Vedras. Añadamos a ello que este Wellington fue durante dos legislaturas (1979-1989) miembro del Parlamento Europeo en las filas del Partido Conservador. En 2015, tras la muerte de su padre se convirtió en uno de los pocos lores hereditarios que siguen en la Cámara. Y en 2019, tras las posiciones antieuropeas del Partido Conservador, la formación con la que su familia se ha alineado desde finales del siglo XVIII, el duque de Wellington abandonó su partido. Ya no se reconocía en él. Hoy, en la Cámara de los Lores, figura como no adscrito.
Es evidente que su amistad con el Rey Carlos ha sido un factor decisivo a la hora de ser elegido por el Rey para portar la corona de la Reina Camila. Pero siempre se mira con cuidado la hoja de vida del candidato a un papel tan destacado en un acto de enorme trascendencia histórica. Y las posiciones políticas europeístas de Wellington han tenido mucha relevancia.
Los títulos como los que Wellington tiene de cuatro países son una muestra de gratitud por los grandes servicios prestados. Igual que los títulos de nobleza en cualquier otro país. Y en el Reino Unido, el único nombre que tiene una persona titulada, el que figura en sus documentos, es el título. No parecen en ningún lugar sus apellidos. Por eso, en el Parlamento Europeo, los únicos diputados que eran conocidos por sus títulos nobiliarios eran los ingleses. Wellington allí era conocido como lord Douro, pues en esa época utilizaba el título portugués de marqués del Duero que hoy ostenta su primogénito.
En fin, en España se procura no reconocer la riqueza histórica que denota nuestros títulos nobiliarios no vaya a ser que nos tengamos que enorgullecer de esa historia. Y eso es la incorrección política más pura.