Vota, aunque llueva
Hay que votar para que la propiedad privada se respete, para que no cercenen nuestra libertad, para que paguen los delincuentes, para que los asesinos no salgan a la calle, para proteger a los niños, para ofrecer un futuro a los jóvenes
En diciembre de 1981 se celebró el referéndum para aprobar el Estatuto de Autonomía de Galicia. El lema para animar a los gallegos a participar en la consulta fue «Anque chova, vota» (Aunque llueva, vota). El resultado fue penoso. Apenas un 23 por ciento de la población acudió a las urnas para refrendar aquel texto. Nunca entendí que la lluvia pudiese afectar al ánimo electoral de mis paisanos más que las ideas o las convicciones. La lluvia es a un gallego lo que el sol a un abisinio. Para hoy se anuncian lluvias en algunas tierras donde el calendario de mayo suele ofrecer una soleada jornada. Espero que las ideas y los principios se impongan a cualquier circunstancia climática. Por eso, como en casi todas las jornadas electorales, voy a insistirle al amable lector en que hoy vaya a votar. Hágalo por muchas razones. Nunca entenderé a quien pudiendo ejercer el derecho a decidir sobre la vida política de su país, no lo hace. Solo una desidia enfermiza o una cobardía ideológica puede explicar, que nunca justificar, esa abstención.
Hoy hay que votar para garantizarnos el futuro. También hay que hacerlo para que el pasado no nos dé sorpresas y que no sea instrumentalizado para distorsionar el presente. Hay que dejar esa papeleta en la urna para que la propiedad privada se respete, para que no cercenen nuestra libertad, para que paguen los delincuentes, para que los asesinos no salgan a la calle, para proteger a los niños, para poder ofrecer un futuro a los jóvenes, para que conozcamos bien la historia de nuestro país, para que se cumplan las sentencias, para que el Estado del bienestar sea posible, para evitar las modernas esclavitudes, para que no metan la mano en nuestro bolsillo, para que el Estado no crezca hasta el punto de arrasar con el individualismo, para premiar el mérito, para enseñar el esfuerzo, para respetar a los ancianos, para cuidar de los débiles, para demostrar que no hay nada más parecido que un hombre que otro hombre… Hoy hay que votar porque la libertad de la democracia solo se sostiene desde la responsabilidad del ciudadano demócrata… aunque llueva.