Me equivoqué: Sánchez convoca elecciones
Me dice quien está bien informado desde las entrañas de la Moncloa, que Sánchez sabía desde hace tiempo que iba a obtener muy mal resultado
Comenzaré pidiendo disculpas a los lectores. En mi artículo anterior fui muy categórico y afirmé que no habría convocatoria de elecciones, ya que el perfil psicológico de Sánchez le impediría reconocer el fracaso estrepitoso del domingo pasado. Me equivoqué. La duda ahora estriba en saber si es audacia o soberbia. Desconozco los cálculos que le llevaron a esa decisión, aunque a mí se me ocurre apuntar algunas cuestiones que tal vez no estuvieron en su ánimo, pero sí merecen un breve análisis.
Mala fecha: el 23 de julio es un día en el que casi la mitad de España está de vacaciones. Ello puede provocar una enorme abstención o que el voto por correo se convierta en una herramienta oscura. En todo caso, se complicará mucho ejercer ese derecho dadas las trabas burocráticas y los plazos.
Me dice quien está bien informado desde las entrañas de la Moncloa, que Sánchez sabía desde hace tiempo que iba a obtener muy mal resultado y que lleva una temporada analizando este movimiento, desde mucho antes de lo que dio a entender. Lo que pretende es aprovecharse de la desmovilización de la derecha a causa de las vacaciones.
Recoger los restos de la extrema izquierda: ante la debacle de la extrema izquierda, Sánchez espera que se produzca un efecto de voto útil por parte de los antiguos votantes de Podemos. Ya veremos en qué queda el invento de Yolanda Díaz, pero él está dispuesto a revalidar la alianza Frankenstein, incluidos los filoterroristas de Bildu.
Afear los pactos PP-Vox: uno de los ejes de la campaña será tratar de reprochar a Feijóo que pacte con Vox. Creo que de una vez por todas el PP debe superar esa trampa saducea, ya que Vox es un partido democrático que no tiene antecedentes de terrorismo como Bildu, ni golpistas como ERC o pasión por una ideología dictatorial y criminal como el comunismo, autor de los mayores genocidios de la historia.
Evitar cualquier contestación en el PSOE: aunque el partido de los socialistas está narcotizado desde el punto de vista de la autocrítica, supongo que más de uno querría pedirle explicaciones por haber centrado y contaminado una campaña local y autonómica con debates nacionales. Sánchez fue un lastre para sus compañeros de partido; claro que las corrientes críticas están castradas en el viejo PSOE.
Siempre es bueno en democracia consultar a los ciudadanos. Sánchez lo va a hacer poniendo todos los obstáculos posibles, vacaciones incluidas.
Nota final: no pierdan de vista a Nadia Calviño, figura clave para Sánchez, incluso hasta el punto de llegar a ser en algún momento su tapada.