¿Quieren hablar de Vox? ¡Adelante!
El video de Sánchez diciendo que el voto por correo es la palanca que trae el cambio cobra especial valor un 23 de julio
Las tendencias de las encuestas -el dato más fiable de las mismas- nos indicaban que el resultado podía ser el que ha sido. Pero ningún instituto llegó a calibrar con exactitud el impacto de la marea, con oleaje de marejada en pleamar. El PSOE ha quedado arrollado y Podemos casi desaparecido. Algunos apuntaban ayer a que el partido que iba a asaltar los cielos lleva el camino de Ciudadanos. Con la diferencia de que los centristas no han tenido un ministro en su historia y Podemos no solo los sigue teniendo, sino que ha colocado hasta dos vicepresidentes del Gobierno en una legislatura. Y la actual, Yolanda Díaz, que según Tezanos es el miembro más popular del Gobierno, va camino de sacar cero diputados con su chiringuito Sumar.
Están muy nerviosos. Ayer tuve la ocasión de dar la mano y mirar a los ojos en el Palacio de El Pardo al ministro Grande-Marlaska, que actuaba de ministro de jornada del Rey. Tiene la mirada perdida, abotargada. Ya imagino que acudir a un premio de historia no era su mejor plan. Y menos a la hora en que Sánchez estaba anunciando la disolución y convocatoria de elecciones. Pero como otros miembros del gabinete, sabe que ha llegado la hora del patíbulo electoral.
En cualquier otra democracia occidental la disolución anunciada ayer sería lo más normal: un batacazo electoral como el recibido por el PSOE justifica sin matices la dimisión del presidente. Pero esos criterios no son los que se aplican en España en este momento. La convocatoria de elecciones no es una cuestión de dignidad ante la humillante derrota. Ni siquiera de vergüenza torera. Es porque Sánchez cree que en diciembre le iría todavía peor que en julio. Y probablemente tendría razón. En ese equipo de 800 asesores monclovitas que le han llevado a la hecatombe del 28 de mayo hay alguno que todavía se cree que Vox da miedo a la mayoría del electorado. Basado solamente en la caricatura que la izquierda hace de un partido que está mil veces más dentro de los parámetros constitucionales de lo que lo están Podemos o Bildu, socio de la izquierda española.
Así que un factor relevante para esta fecha de elecciones generales ha sido el calendario de constitución de ayuntamientos y Gobiernos regionales. Cae todo en las dos semanas anteriores a la celebración de las elecciones generales. Y ya podemos ver la campaña de Sánchez y sus aliados circunstanciales: «¡Qué vienen los fascistas!!!» Yo creo que harían muy bien en gritarlo lo más posible porque está visto que esto da mucho voto a ambos partidos del centro y la derecha. Hemos comprobado que no ha habido hasta ahora una sola elección en la que ese lema haya restado votos a ninguno de los dos partidos. Y pretender volver a estas alturas a blandir el espantajo del supuesto extremismo de un partido constitucional como Vox es colocarse la soga al cuello -sin asistencia de terceros.
Dicho todo lo cual, podríamos ponderar muchos otros factores. El video de Sánchez diciendo que el voto por correo es la palanca que trae el cambio cobra especial valor un 23 de julio. Me precipito a decir que yo ya tenía mis vacaciones contratadas y ese día tenía previsto estar en Estambul. Acabo de cancelar todo con relevantes pérdidas económicas. Nada comparable con lo que supondría cuatro años más de sanchismo.
Penúltimo apunte. Yo no tengo ninguna simpatía por el personaje, pero no me importaría nada escuchar la opinión de Iván Redondo, el antiguo asesor de Sánchez. ¡Debe estar muriéndose de risa en su casa con esta debacle! Por caridad cristiana, debería dar algún consejo a Félix Bolaños sobre cómo enfocar su futuro.
Otrosí: Seguimos sin noticias de José Félix Tezanos. Quizá podría intentar hacer una explicación científica de por qué no fue capaz de acertar ni uno solo de los resultados del pasado domingo. Ni uno, oiga. Y esto no es brujería. Esto es una ciencia de lo más rigurosa.