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GaleanaEdurne Uriarte

Los tres errores de Pedro Sánchez

Lo que ha logrado Sánchez es acelerar y profundizar las tendencias que ya perjudicaban al PSOE. Y añadir más factores negativos, sobre todo el enfado de sus propios afiliados y votantes

Actualizada 01:30

No me refiero a los errores morales, que son muchos y obvios, desde las constantes mentiras hasta los pactos con Bildu o los independentistas catalanes condenados por el Supremo. Me refiero a los errores estratégicos, que cuestionan esa imagen de infalibilidad y olfato político construida con habilidad por él mismo y sus asesores y que se derrumbó el pasado lunes, cuando anunció el adelanto electoral. La caída empezó la noche anterior, claro está, con esa derrota contundente y su nueva estampa de perdedor, pero el desplome definitivo ocurrió el lunes.

Cierto que el PSOE caminaba hacia la derrota también en las elecciones previstas para diciembre. Por la nefasta imagen de Pedro Sánchez y su Gobierno, por la desmovilización socialista, por el deseo de cambio, por la movilización de la derecha. Pero al menos los socialistas habrían dispuesto de seis meses para intentar revertir la tendencia, para romper los pactos que les han llevado a la debacle electoral, para transformar el mensaje, e, incluso, para pensar en otro posible candidato que neutralizara en alguna medida el fuerte rechazo social que provoca Sánchez.

Pero con ese error estratégico lo que ha logrado Sánchez es acelerar y profundizar las tendencias que ya perjudicaban al PSOE. Y añadir más factores negativos, sobre todo el enfado de sus propios afiliados y votantes, por una convocatoria en una fecha pésima también para ellos, y por la ausencia de mínimo debate interno sobre la decisión. Si el PSOE ya estaba desmovilizado antes del 28, imaginemos lo que la derrota y después esta caprichosa convocatoria pueden provocar. A lo que se añade la extendida percepción de que es una convocatoria pensada para beneficio del propio Sánchez, huir del debate interno, y no de la democracia, de las instituciones y de los ciudadanos.

Pero, además, Sánchez hace la convocatoria en plena euforia y movilización de la derecha, una movilización que podría incluso acelerarse por lo que ha sido considerada como una provocación. A lo que se añade el estado de crisis de la extrema izquierda, obligada a entenderse y reorganizarse en pocos días, y el desánimo e irritación de todos sus socios nacionalistas con excepción de Bildu tras su descenso electoral.

Pero antes de este tercer y calamitoso error hay otros dos que fueron disfrazados o rápidamente olvidados bajo el peso del eslogan del Sánchez infalible y audaz. El más reciente, el de su inaudita campaña para encumbrar a Yolanda Díaz como nueva líder de la extrema izquierda, campaña cuyos logros más destacados han sido la radicalización de la imagen de Sánchez y la multiplicación de la crisis de un espacio político que le sostenía. Antes, en 2019, Sánchez cometió un increíble error estratégico del que apenas se habló, sobre todo porque pudo formar Gobierno. Pero cuando decidió convocar nuevas elecciones en 2019, en contra de la mínima inteligencia política, resucitó al PP y le otorgó el liderazgo de la oposición, fortaleció a Vox y hundió a Ciudadanos. Es decir, asentó las bases de su derrota en 2023 con una decisión cargada de estupidez política que, sin embargo, apenas dañó su imagen, y que ahora culmina con otro error que probablemente acabará con su ciclo político.

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