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Unas líneasEduardo de Rivas

A Fortes le quedan tres telediarios

Quien tiene boca se equivoca, pero hay quien siempre se equivoca para el mismo lado. Puede ser casualidad o mandato de Moncloa

Actualizada 01:30

Reconozco que cuando salgo de la redacción intento alejarme todo lo posible de la actualidad política. No soy de los que consumen tertulias en su tiempo libre, a menos que haya ocurrido algo lo suficientemente importante que no me permita despegarme de la televisión. Por eso, en mitad de las negociaciones entre Sumar y Podemos, esta semana me tragué el programa de Xabier Fortes en el Canal 24 horas. Contra mi voluntad, claro está.

Conforme pasaban los minutos me iba poniendo malo escuchando palabras salteadas en catalán, valenciano y gallego. Peor era la cantinela de los cuatro tertulianos de izquierdas que analizaban los avances de Yolanda Díaz, las ideas de Ione Belarra y las maravillas de Sánchez. Todavía peor era el sesgo de una revista de prensa en la que los medios conservadores brillan por su ausencia, pero no porque no tengan en cuenta a RTVE al enviar sus portadas, sino porque parece que sus correos van directos a la carpeta de eliminados o que alguien los calificó como spam.

Por suerte, todo esto se acabará pronto. Vale que la objetividad nunca ha sido la mayor cualidad de RTVE, pero Pedro Sánchez ha conseguido llevar al ente a los límites de la deshonra. El presidente del Gobierno hace y deshace como le viene en gana. Por algo Pablo Iglesias, en las primeras negociaciones con el PSOE, exigía el control de la televisión pública. Eso y el CNI. Que llevaba coleta y decía más cosas sin sentido que con lógica, pero de tonto no tenía un pelo.

El 23-J, los españoles tienen la oportunidad de poner fin a la autocracia de Sánchez y al control que ejerce sobre los medios públicos. También de dejar de verle el pelo al periodista que el 28-M, con el 1 por ciento escrutado en Madrid, se atrevía a decir que Almeida podría no conservar la alcaldía cuando los resultados al final de la jornada establecieron una mayoría absoluta para el candidato popular. Quien tiene boca se equivoca, pero Fortes siempre se equivoca para el mismo lado. Puede ser casualidad o mandato de Moncloa.

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