Tomás Díaz Ayuso
Podemos saca a relucir su calaña con un golpe bajo a Isabel Díaz Ayuso donde más le puede doler, poniendo a su familia en el punto de mira
Acompáñeme por un momento en esta historia en la que usted es el presidente de su comunidad de vecinos. Usted no quería, le ha tocado por sorteo. Tiene por delante un año –por lo menos– de sufrimiento constante en el cargo, pero se lo toma con resignación y decide trabajar por el bien de la comunidad. El edificio lleva años en mal estado, los vecinos se quejan habitualmente, así que propone restaurar la fachada y, para financiarlo, contrata a una empresa para que ponga publicidad en el andamio.
Hasta ahí todo bien. Los vecinos incluso le aplaudieron en la última junta cuando se enteraron de que la derrama les saldría mucho más barata, pero entonces llegan las elecciones. En la ventana de su casa, donde antes se promocionaba la colonia de Bustamante y la campaña de Blanca Suárez en ropa interior, aparece de repente la cara de alguien que no tiene ni idea de quién es.
Su teléfono móvil revienta a llamadas cuando los vecinos se dan cuenta de que tienen delante de sus casas una lona gigante pagada por Podemos. Más aún cuando se enteran de que el señor de la foto es Tomás Díaz Ayuso, un ciudadano que debería ser anónimo y que la izquierda ha decidido poner en la picota. El hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid, que cobró legalmente una serie de comisiones durante la pandemia y cuyo caso archivó la Justicia una y otra vez. En Madrid, en España y en Europa.
A falta de argumentos sólidos con los que ganar votos en Madrid, Podemos utiliza su casa para un señalamiento público, como ya hicieran otros por diferentes motivos en el País Vasco o en Cataluña. Saca a relucir su calaña, además, con un golpe bajo a Isabel Díaz Ayuso donde más le puede doler, poniendo a su familia en el punto de mira.
La pancarta solo es la gota que colmó el vaso, pero antes ya lo rellenaron Alejandra Jacinto en el debate electoral e Ione Belarra en el Congreso de los Diputados. Y lo terminó de desbordar Pablo Iglesias, enviando a sus periodistas a perseguir por la calle al hermano de Ayuso. En 2021 enfangaron la campaña con supuestas amenazas en forma de cartas con balas y ahora lo hacen poniendo en el foco a la familia de la presidenta –actual y futura– de Madrid.
Aunque no sirva de mucho, desde aquí todo mi apoyo a Tomás Díaz Ayuso, que volverá pronto a ser el ciudadano anónimo que seguro quiere ser, y al presidente de la comunidad de vecinos de Goya 62, que pensó que era una buena idea financiar las obras con publicidad.