Yolanda suma… con lo de siempre

Yolanda Díaz viene para cambiar nuestra vida, para hacernos mejores personas, para que se acabe la pobreza en España, para que la gente deje de sufrir, para que la inflación se relaje, para que ir al supermercado no sea una actividad de riesgo, para que las colas del paro sean algo del pasado y, en general, para acabar con todos los males que acechan a este país. Yolanda Díaz dice que viene a arreglar todo lo que se ha hecho mal hasta ahora; no sé entonces qué ha estado haciendo estos cuatro años en el Gobierno.

La vicepresidenta que oculta el verdadero número de parados que tenemos ahora quiere ser presidenta. Para ello se pone medallas en la página web de su recién estrenado partido y se jacta de haber dejado atrás los años de corrupción, los recortes y unas instituciones descaradamente al servicio de una minoría. Será que no tiene en cuenta el escándalo del Tito Berni que tan nervioso pone a Sánchez, las subidas continuas de impuestos que menguan nuestros bolsillos y los innumerables dispendios que se llevan a cabo en los ministerios para irse a Nueva York con la pandilla o a la boda del cuñado con el helicóptero de Moncloa.

Sumar quiere impulsar un proceso de escucha –aunque Yolanda Díaz no quiera escuchar a Podemos– y se presenta como la regeneración de la izquierda. Ese capítulo ya lo vivimos hace unos años, así que más bien será algo parecido a la regeneración de la regeneración de la izquierda, pero con los mismos nombres y las mismas caras. Desde la imputada Colau hasta la médica y madre Mónica García, que exige al resto lo que ella no hace, pasando por Baldoví o Alberto Garzón, que lleva doce años de diputado y cuatro en el Gobierno y todavía no se le conoce mérito alguno. Serán caras nuevas porque casi nadie sabe quiénes son, como los ministros. Menos mal que está Yolanda para renovar y mejorar el país.