El mal acosa al bueno de Sánchez
Estamos todavía con clínex en mano, compungidos por las penalidades que ha denunciado el líder progresista en su charla de coleguitas con Évole
Hay momentos en los que resulta imposible contener la emotividad y mantener el labio superior rígido, como dicen los ingleses. ¿A quién no se le escapó una lágrima con la muerte del encantador Chanquete (y rogamos desde aquí al PP que no haga su propia versión dentro de su psicodélica campaña electoral Verano Azul con Borja Sémper)? ¿Cómo no emocionarse con el final de Campeón, aquel memorable dramón de Zeffirelli; o con el desenlace de la novela El cuaderno de Noa? ¿Cómo no sufrir compartiendo las penalidades del niño Marco, triste y solo en el mundo en busca de su madre?
Pero todos esos hitos lacrimógenos son una verbena frente a lo ocurrido este domingo en la televisión colorada con la emotiva charleta tabernaria entre Évole y el gran oráculo progresista para todas y todos. Raro será el español que no siga sujeto al clínex y moqueando de compasión tras asistir a la denuncia que hizo Mi Persona de las penalidades que sufre por la infecta conjura que mantiene contra él la «derecha política, mediática y económica». Confieso que me derrumbé y rompí a llorar a moco tendido cuando el buen Pedro denunció que se ha creado «una burbuja de antisanchismo», que emplea «una estrategia de deshumanización» contra él. Los ataques son de tal calibre que el pobre hombre se ha visto obligado a hacer más bolos televisivos que Kiko Matamoros, según él mismo explicó: «Tengo que estar en todos los programas para pinchar estar burbuja que se ha hinchado con mentiras, manipulación y maldades». Mientras escuchaba las perrerías que le hacen los luciferinos ultras al pobre Peter, unos gruesos lagrimones resbalaban por mis carrillos e hipaba sobrecogido.
Vergonzosa esa «burbuja del antisanchismo», que no reconoce hitos como que el buen Pedro nos mintió sobre los datos de muertos del coronavirus para que no nos preocupásemos; o que se negó a declarar el luto en el trágico pico de la pandemia para mostrar así su gran empatía con el sufrimiento de sus compatriotas; o que nos encerró inconstitucionalmente por nuestro bien, porque sabido es que siempre resulta preferible un providencial autócrata «progresista» que la libertad del vulgo, que en cuanto lo dejas suelto va y se te vuelve de derechas.
La vil «burbuja del antisanchismo» llama mentir a lo que solo fue un razonable «cambio de opinión» sobre Podemos, Bildu, el separatismo catalán, el trato a los inmigrantes y la relación con Marruecos. La «burbuja del antisanchismo» no entiende que estar de cuchipanda con el partido de ETA y cambiar el Código Penal al dictado de un golpista condenado a 13 años de trena es «desinflamar» y defender a España.
La penosa «burbuja del antisanchismo» se niega a comprender que si Mi Persona se negó por sistema durante toda la legislatura a atender a los medios que no son de su cuerda fue solo porque estaba muy ocupado salvándonos de nosotros mismos, como se encargó de explicarle a su amiguete Évole (al que sí tiene tiempo para atender, por supuesto).
La «burbuja del antisanchismo» no capta que es de pura lógica que Mi Persona ponga a parir ahora, cuando el agobio electoral le llega al cuello, a una ministra disparatada, Irene Montero, a la que mantuvo en el cargo contra viento y marea pese a cagarla olímpicamente dando beneficios a un millar de violadores con su arrebatada burramia legislativa.
La execrable «burbuja antisanchista» no se da cuenta de que los poderes mediáticos están lanzando una brutal cacería contra el indefenso Sánchez, que solo controla La 1, La 2, La 6, La 4 y La 5 (es decir, que goza de un cuasi monopolio televisivo remando a su favor, al que hay que sumar la radio de más audiencia y el inefable periódico global).
En resumen, que tiene toda la razón Mi Persona cuando denuncia que los ricos y los ultras tratan de deshumanizarlo, de ocultar al pueblo español el hecho innegable de que es un político sincero, fiable, de gran calidad humana y comprometido hasta el tuétano con el orden constitucional, el juego limpio y la defensa de la unidad de España.
Y ahora se me acaba de caer el clínex, porque me está dando la risa al volver a ver el vídeo.
¡Vaya leñazo se va pegar el 23-J! (especialmente si el PP y Vox dejan de colaborar con él con su circo de los desencuentros, que parece que sí, pues alguien con un dedo de frente en Génova ha ordenado a la extremeña Guardiola que baje de su nube «progresista» y aterrice en la realidad y el sentido común).