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HorizonteRamón Pérez-Maura

Perder y ganar, PP y Vox

Sánchez sabe que puede seguir negociando con tranquilidad con los independentistas. Porque no ha tenido coste electoral. De hecho, ha sacado dos escaños más que hace cuatro años. Los españoles han premiado la gestión de este Gobierno. Por increíble que parezca, con los números no se puede discutir

Actualizada 09:44

Pedro Sánchez demostró claramente que no aceptaba que gobierne la lista más votada porque aspiraba a exactamente lo que ocurrió ayer: poder reeditar un gobierno Frankenstein. Y los números lo hacen viable. Por eso se negó a firmar la propuesta de Núñez Feijóo en el debate de Antena 3.

Cuando Sánchez llegó al Gobierno en 2018, con un grupo parlamentario socialista que sólo tenía 84 escaños, los españoles no tenían ni idea de lo que estaba dispuesto a mercar por retener el poder. Cuando convocó elecciones en 2019 tampoco lo sabían y le dieron 123 escaños. No logró formar gobierno y unos meses más tarde, el mismo año, sacó 120. En ese minuto quedó todo claro. Sánchez se echó en brazos de Pablo Iglesias y puso España en subasta con los independentistas y terroristas. Es inútil recordar lo que han sido estos cinco años. Es evidente que la mayoría de los españoles lo sabe y no les parece mal. Y Sánchez salió ayer al balcón de Ferraz a manifestarse ganador y no felicitar a quien de verdad ha logrado más votos y escaños porque él es el jefe de una coalición en la que está Sumar, Bildu, ERC y otros semejantes. Por eso ha logrado una derrota que le puede permitir gobernar.

El gran cambio que se ha producido en estas elecciones es que todos los que han votado a Sánchez, casi el 32 por ciento del electorado, saben perfectamente que este hombre ha gobernado y va a seguir gobernando con partidos que pretenden romper España. Que él ha blanqueado a EHBildu y ha indultado a miembros de ERC que dieron un golpe de Estado contra España. Y, por lo tanto, Sánchez sabe que puede seguir negociando con tranquilidad con los independentistas. Porque no ha tenido ningún coste electoral. De hecho, ha sacado dos escaños más que hace cuatro años. Los españoles han premiado la gestión de este Gobierno. Por increíble que parezca, con los números no se puede discutir.

Por supuesto que hay que cuestionarse cómo ninguna empresa demoscópica fue capaz de predecir el resultado del PSOE ayer. Cómo se pudo estar tan lejos del resultado real. Y que tampoco me vengan a decir que acertó el CIS de Tezanos. Falso. Dijo que iba a ganar el PSOE por más de un punto y medio y ha perdido por más de uno. Un error de dos puntos y medio. Eso no es acertar. Aquí lo han hecho casi todos mal. Hasta mi respetado Narciso Michavila.

Feijóo reivindica su derecho a gobernar. Y tiene razón para hacerlo. Es cierto, como proclamó anoche en la terraza de Génova: en España nunca ha gobernado el perdedor. Y el PP con Vox tiene una ventaja de 16 escaños sobre la coalición de izquierda. Pero me temo, muy desgraciadamente, que eso es irrelevante. Hemos dicho demasiadas veces que Sánchez es capaz de vender a su mejor amigo por continuar allí. Y ya sabe que puede seguir haciéndolo sin pudor porque no tiene coste electoral para él. Los españoles le votan igual.

Es cierto que los que están enfrente pueden movilizarse mucho más. Pero hay un factor que no se puede olvidar. El PP ganó las elecciones dos veces con José María Aznar, la segunda con mayoría absoluta, y dos con Mariano Rajoy, la primera por mayoría absoluta. En todas esas elecciones el centro derecha español se presentó unido en torno a un solo partido. Espero que España no se vuelva a enfrentar a unas elecciones en un escenario de la gravedad que tiene ante sí en este momento. Y me temo que probablemente ocurra. Pero si el centro derecha no ha sido capaz de ganar con contundencia unas elecciones con este escenario, podemos olvidarnos de que por separado logre nunca una victoria que le permita gobernar y aplicar un programa coherente. Quienes han votado al PP hoy han ganado las elecciones. Pero al igual que quienes han votado a Vox creo que las han perdido.

Es muy bonito reivindicar ciertos principios inmaculados como hace Vox y que puedo compartir. Pero a costa de volver a dejar gobernar a esta tropa no tiene sentido.

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