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Cosas que pasanAlfonso Ussía

El bañero

Sin Feijóo, sin Cuca, sin Sémper, sin González Pons, sin Margallo, sin Guardiola, y sin alguno más, el PP, habría hecho una campaña electoral sostenida por la inexcusable urgencia de expulsar a Sánchez de la Moncloa

Actualizada 01:30

En Andalucía bautizaron al traje de baño como bañador. Grave equivocación. El bañador es aquel que te baña, el bañista es el que se baña, el traje de baño es el ingenio textil con el que cada uno se baña, y el bañero , el que vigila el baño de los bañistas con traje de baño o en pelota picada. Un bañador negro no es un traje de baño negro. Es un negro, procedente de Angola o de Zambia, que te ayuda durante el baño. Si el bañador es azul, se trata de un diputado del PP, si verde, de un militante de Vox, si rosa, de un socialista, si rojo, de un comunista y si morado, violeta o lila, de un podemita. En mis años juveniles los bañeros eran grandes nadadores, que además de vigilar a los bañistas, abrían de mañana las carpas y los toldos y rastrillaban la arena. El mejor bañero de la playa de Ondarreta se apellidaba Montes, que esporádicamente, también actuaba de bañador.

–Montes, acompañe a mi marido a la orilla y báñelo un poco, que el pobre no está para heroicidades.

Y Montes cumplía a rajatabla sus obligaciones de bañador. También pululaba por ahí el guardia municipal Erostarbe, que imponía multas de 10 pesetas a los que se cambiaban en el exterior de las carpas y a las mujeres en los primeros años del biquini.

–Por llevar biquini, 10 pesetas de multa, señorita.

Hasta que un día, la sancionada se defendió con argumentos irrebatibles.

– Señor guardia Erostarbe. Acepto la sanción. Pero previamente acuda a la carpa de las nietas del Generalísimo que llevan biquini y múltelas a ellas.

Desaparecieron las multas para siempre. Trajes de baño, bañeros, bañadores y bañistas. Sémper, el tontoplayas del PP todavía no había nacido. Dícese del tontoplayas que es «todo aquel que se impulsa con cabriolas en playas artificiales instaladas a más de 400 kilómetros de la costa». Sémper es de Irún, que carece de playa, si bien tiene muy a mano la de Fuenterrabía, con el largo espigón fronterizo que la separa de la playa de Hendaya, ya en Francia. En Fuenterrabía eran muy suyos, y cuando veían a un bañista protagonizar alguna tontería playera, avisaban al bañero Sagarbide:

-Sagarbide, hay uno de Irún haciendo bobadas.

Y Sagarbide le sacaba de la orilla por las orejas.

-¡De Irún tenías que ser!.

Creo que ya he revelado en los renglones previos que Sémper es de Irún.

Muy dado a la cabriola, Sémper pasó de ser un bañista de Irún en la playa de Fuenterrabía a máximo responsable del Partido Popular en Guipúzcoa, y posteriormente, en las tres provincias vascongadas, a saber, Guipúzcoa, Vizcaya y Álava, la tercera de ellas, despreciada por Sabino Arana, que se refería a los alaveses como «burgaleses». En las últimas elecciones ha actuado, directamente designado por Feijóo y Cuca Gamarra, como portavoz de la lamentable campaña electoral del PP. Es decir, volcando toda su negligencia de bañista de Irún, en menospreciar y debilitar al único partido que podría llevar hasta la responsabilidad de gobernar España al Partido Popular. La síntesis de su grotesco trabajo se ciñe a sus palabras: « Sánchez ya no sólo dependerá de EH Bildu y ERC, ya que ahora necesitará a un prófugo de la Justicia». Gracias a usted, Sémper. «¿En qué momento se ha llegado a normalizar esto?» En el momento en el que usted fue nombrado por Feijóo y Cuca Gamarra, Sémper. «La alternativa al Gobierno del PP sería nefasta para los intereses del país» (Sémper es de los que a España le dicen «país»). Pues esa alternativa tiene mucho que ver con usted, Sémper. Sin Feijóo, sin Cuca, sin usted, sin González Pons, sin Margallo, sin Guardiola, y sin alguno más, el PP, habría hecho una campaña electoral sostenida por la inexcusable urgencia de expulsar a Sánchez de La Moncloa. Pero para ustedes, los malos bañeros, su obsesión ha sido la de machacar a Vox.

Usted se debe marchar inmediatamente a Irún, con su bella esposa y actriz de éxito en el cine subvencionado. Y aprender a nadar en la política. Hágame caso, y me lo agradecerá.

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