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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Aitor, Merche, hablemos en serio

Uno es un nacionalista de deje supremacista con madre soriana; la otra, una apologista de ETA que loaba a los asesinos cuando más mataban

Actualizada 10:09

Ysaltó a la cancha del Congreso de los Diputados el gran dúo, Esteban (PNV) y Aizpurúa (Bildu), prestos a impartirnos lecciones olímpicas al resto de los españoles mirándonos por encima del hombro.

Con 63 años, pelo corto, facciones masculinas y voz cavernosa, Merche Aizpurúa (y no escribo Mertxe porque estoy empleando el castellano, igual que no escribo Charles III, sino Carlos III). Merche es periodista, exresponsable de Egin, el diario de ETA. Tiene un brillante historial en la defensa de los derechos humanos: condenada a pena de cárcel en 1984 por hacer apología etarra durante una de sus etapas más sanguinarias. Las Merches de turno señalaban y otros cardaban la lana.

Merche se viene arriba en el Congreso y le suelta a Feijóo que encabeza un «bloque reaccionario». Enseguida añade que España es un Estado represor. Y lo dice una tipa que jaleaba a una banda terrorista que mataba incluso a niños, mujeres embarazadas, ancianos, currantes de a pie… Pero a Merche todo le parecía bien. Todo por la causa. Merche, que debería penar de por vida sus gravísimos errores de conciencia, es hoy socia preferente del PSOE, partido cuyos militantes eran asesinados de la manera más bárbara por aquellos que aplaudía precisamente ella en sus panfletos. Hoy nuestra Merche va de ecologista y feminista; de «progresista» de manual (con un pretérito tiznado de horror).

Y tras el recital de Merche llega Aitor, de 61 años, de los Esteban de toda la vida. Se sube a la tribuna con su habitual rictus de cabreo endémico para darnos la chapa sobre el hecho diferencial del milenario pueblo vasco (por supuesto con un soniquete que implícitamente indica que son gente superior al común de los españoles, al parecer carentes de historia). Esteban, ancestral euskaldún de madre soriana, salida del pequeño pueblo de Cañamaque (hoy de 35 almas). Esteban, que no sabe lo que es dar palo al agua fuera del PNV y que está apalancado con nómina en el Congreso desde hace casi 20 años, pasándoselo chupi en su detestado Madrid. Esteban, que nos fustiga con las glorias de la patria vasca sin reconocer jamás la deuda de solidaridad que tienen con el cuponazo del cupo que pagamos todos. Esteban, que se salta el detallito de que sin formar parte de España ni siquiera pagarían las pensiones, porque son una región admirable, ciertamente, pero también pequeña y envejecida. Esteban, que soslaya el dato de que en su Bilbao natal, la única gran ciudad del País Vasco, no habla vascuence a diario ni el 5 % de la población.

Aitor, Merche, que no todos los españoles votamos al PSOE de Sánchez, que no moramos en la inopia, que os tenemos calados a fuerza de soportaros. Así que a ver si dejamos de dar la murga con el desagradable discurso faltón del desprecio a España y con la exaltación paletoide del propio ombligo. No hay nada más retrógrado y anticuado que sostener que uno de Álava es muy distinto y superior a uno de Burgos.

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