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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Metternich

A Sánchez se le conoce fuera de nuestras fronteras como Peter Metternich. Lo malo es que, hasta ahora, las tropelías y las infamias las había cometido en España, y hoy, después de su cochambroso viaje a Israel, la Unión Europea se ha visto agredida y perjudicada por el presidente comunista del Gobierno de España

Actualizada 20:07

Clemente Metternich. Canciller austriaco, embajador en Gran Bretaña, Sajonia, Prusia y Francia. En su Congreso de Viena se rio de todos. De los franceses y de los rusos. Como Austria no podía contener el poder militar de Francia consiguió que Napoleón se casara con María Luisa, hija del Emperador Francisco II de Austria. Más tarde, ayudó a derrocar a Napoleón. Se inventó nuevos Reinos, como el de los Países Bajos. Sin Falcon, en un mes era visto en San Petersburgo, París, Madrid, Lisboa, Londres, Roma y Viena. Engañó a todos y mantuvo a Austria en la cumbre de la influencia. Italia se convirtió es una especie de protectorado austriaco. Don José María Pemán le dedicó una deliciosa comedia elogiando sus habilidades políticas y brillanteces verbales. El Zar Alejandro le ofreció la nacionalidad rusa. No la aceptó. Está considerado como el más grande de los diplomáticos de Europa.

De ahí que a Pedro Sánchez se le conozca fuera de nuestras fronteras como Peter Metternich. Lo malo es que, hasta ahora, las tropelías y las infamias las había cometido en España, y hoy, después de su cochambroso viaje a Israel, la Unión Europea se ha visto agredida y perjudicada por el presidente comunista del Gobierno de España. Pedro Sánchez ha sido acusado formalmente por el Gobierno de Israel de protector del terrorismo de Hamás. Hasta Ursula Van der Leyen ha tenido que reconocer que hay que vigilar más de cerca a su «querido Pedro».

En la Unión Europea están prohibidas las exaltaciones del nazismo y el comunismo. El nazismo no existe. El comunismo, y el independentismo y el terrorismo, forman parte del Gobierno de Sánchez.

Nunca entendí el antisemitismo virulento y enfermizo del comunismo español. Los comunistas españoles parecen añorar a Hitler, Himmler, Goebbels y al doctor Mengele. Netanhayu, en sus palabras de respuesta a Sánchez, le ha recordado una realidad incuestionable. «Si Israel no detiene el avance del terrorismo islámico, los próximos en sufrirlo de nuevo serán ustedes». Pero Sánchez no puede hablar si no incluye en sus barbaridades los postulados de sus socios. España e Israel están a un paso de romper relaciones diplomáticas. Y esa ruptura es también un grave problema para Europa. La prensa europea ya no escatima desprecios y burlas dedicadas a Peter Metternich. Ha dado la vuelta al mundo la expresión de odio psicopático de Sánchez cuando Netanhayu, sin perder el aplomo, le ha explicado lo que significa el terrorismo de Hamás. Pero Sánchez no podía dejar en mal lugar a su socia Yolanda Díaz, y a su ministra partidaria de Hamás, y a sus ministros comunistas que desean la desaparición del Estado de Israel con todos los israelitas dentro. Como Hitler, Himmer y Goebbels.

Como Eichmann, también como Stalin, que asesinó a centenares de miles de judíos en su Archipiélago Gulag. Netanhayu no criticó a los palestinos. Se refirió exclusivamente al terrorismo palestino de Hamás. Y Peter Metternich amenazó con reconocer el Estado Palestino al margen de la Unión Europea.

Se habrá revuelto en su tumba don Ángel Sanz Briz, el «Ángel de Budapest», el Justo entre los Justos, el diplomático español, que con la autorización de Franco salvó la vida de miles de judíos cuyo inmediato destino era la cámara de gas. Lo de Schindler a su lado, muy meritorio, pero poca cosa. Israel es Occidente, la frontera que nos protege a todos los europeos del terror del siglo XI. Peter Metternich está, como todos los comunistas, independentistas y terroristas españoles, a favor del siglo XI.

El feminismo español calla ante las canalladas que sufren las mujeres por los hombres del siglo XI. Los homosexuales de izquierdas, odian a Israel y no reparan en los cuerpos colgados de las grúas por haber cometido el gran pecado de ser homosexuales. La vociferante y ploma Antonelli no duraría libre ni viva más de veinticuatro horas en los entornos de Hamás.

Peter Metternich no sólo ha hecho el ridículo en Israel. Le han acusado de estar con el terrorismo. Del terrorismo de ETA al de Hamás, mucho más poderoso. La ultraizquierda española ha perdido los cuatro puntos cardinales. Lo preocupante es que Europa está involucrada en la estúpida perversidad de nuestro Gobierno. Hasta Ursula Van der Leyen ha dormido mal la última noche.

Pobre España.

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