Galicia pinta mal

Llevo días pensando que no pinta bien para el Partido Popular en Galicia, que la campaña no se ha gestionado correctamente y, de repente, ayer por la tarde tuvimos una noticia que me hizo pensar exactamente lo contrario. Le debe de ir mucho mejor de lo que pensamos los cenizos. Al parecer, TVE ha decidido no hacer un especial informativo sobre el recuento electoral. En su lugar va a emitir la película Wonder Woman, que creo que, aunque suene como si lo fuera, no es un biopic de la candidata del Bloque Ana Pontón. Vivir para ver.

Yo creo que lo que ha gestionado mal el PP, una vez más, es su comunicación. Todo el mundo está hablando de unas supuestas declaraciones off the record de Feijóo, que son desmentidas por el propio Feijóo ante las cámaras y micrófonos. Y el Equipo Nacional de Opinión Sincronizada del que habla Herrera decide que la verdad de Feijóo es la que Feijóo niega tajantemente. Es algo verdaderamente único en la historia de nuestra democracia parlamentaria.

Yo no sé si Alfonso Rueda acertó o no ausentándose del debate que emitió Televisión Española el miércoles por la noche. Desde luego aquello tenía pinta de encerrona y lo que vimos más que un debate fue unos juegos florales de dos candidatos que no tienen el más mínimo pudor a la hora de reconocer que ellos son socios. Cuesta encontrar un punto de verdadera discrepancia, más allá de meros matices.

Del resultado de este domingo depende mucho el futuro de toda España. No solamente para Galicia. Si finalmente obtiene la mayoría absoluta el PP todo indica que el PSOE quedará relegado a tercera posición. Eso significaría que no tocaría poder y Galicia sería la cuarta comunidad en que no es ni el primer partido ni el segundo tras País Vasco, Madrid y Cantabria. Pero ya sabemos que eso es irrelevante para el sanchismo para quien lo único que cuenta es la ocupación de La Moncloa.

En los últimos días las encuestas no publicables muestran una tendencia bajista del PP hasta el punto de que la mayoría absoluta está en el aire. Y eso permitiría obviar el mal resultado socialista porque, aún siendo la tercera fuerza entraría en el Gobierno y Núñez Feijóo sufriría la peor derrota imaginable. Aún ganando en número de votos con más de un 40 por ciento de los sufragios. El escenario del 23 de julio repetido.

Las informaciones sobre el supuesto indulto de Núñez Feijóo a Puigdemont habrían provocado esa bajada en la intención de voto. Pero como me decía ayer un veterano abogado con experiencia política en tiempos de la UCD, la más elemental lógica dice que si la cuestión (llena de ambigüedad) disgusta a algunos electores o simplemente les sorprende, desde luego no lo arreglarán facilitando un gobierno BNG-PSOE, donde el acuerdo con Puigdemont es un hecho incontestable. Y si, no obstante, deciden castigar al PP absteniéndose o votando a Vox, el resultado es el mismo.

Ayer vimos a un consejero catalán salir a declarar que ya les han dicho desde el Gobierno de la nación que lo que no pueda ser incluido en la amnistía será objeto posterior de indulto. Suena muy bonito, pero para poder indultar al prófugo, primero hay que juzgarlo y hasta que sea sentenciado, deberá pasarse una temporada entre rejas. Una vez condenado sí podría ser indultado. ¿Está Puigdemont dispuesto a pasar por ese trance?

Que Santiago Apóstol nos tenga bajo su amparo.