Inquietante BNG
La desaparición del PSOE como alternativa supone introducir en la tierra gallega la dinámica independentista de Cataluña y el País Vasco
La noticia en el día de ayer fue, sin duda, la quinta mayoría absoluta del PP en Galicia. Algo harán bien los populares para conseguir esos resultados elección tras elección. Es cierto que hay una inercia en todas las autonomías que favorece al partido gobernante, pero cinco mayorías son un respaldo ciudadano innegable. Los gallegos ayer se movilizaron como nunca, con una altísima participación que le otorga más legitimidad, si cabe, al resultado final.
El segundo ángulo digno de análisis es el hundimiento del PSOE. No voy a abundar en ello. Tendremos más tiempo en los próximos días y algunos compañeros lo hacen admirablemente en sus columnas en el día de hoy. Debemos, no obstante, afirmar que los sanchistas están recibiendo el veredicto del pueblo a su traición al proyecto de convivencia democrática que es la Constitución y contra la que están atentado como nadie en la historia reciente. Galicia votó contra el PSOE clarísimamente.
Para mí, no obstante, lo más preocupante es que la alternativa de izquierdas en Galicia se deja en manos del BNG, un partido que se declara marxista-leninista y que tiene como motor de su acción la declaración de independencia de Galicia. Es decir, que la desaparición del PSOE como alternativa supone introducir en la tierra gallega la dinámica independentista de Cataluña y el País Vasco. Ese discurso existía en el noroeste gallego, pero apenas tenía altavoces o eco. Ahora sí. Es otro de los balances desastrosos de la política de tierra quemada de Sánchez.
Galicia vino a mostrarnos ayer que la herencia de Pedro Sánchez va a ser un PSOE en ruinas. Ya no sólo es la tercera fuerza en Madrid, lo es en Galicia, pierde fuelle en Andalucía, solo gobierna Castilla-La Mancha gracias al discurso españolista, a media jornada, de García-Page. Quienes secundan ciegamente a Sánchez, de manera acrítica, no saben que se están cavando su propia tumba. Lo peor no es que acabe con el PSOE, lo peor es cómo va a quedar España después de su paso, cual Atila, por el Gobierno de la nación.