El PSOE encantado de que Ábalos se quede en el Mixto
Con Ábalos resguardado por su inmunidad parlamentaria, lo más cerca que toca el escándalo en este momento es Koldo García, el socialista ejemplar del que habló Sánchez en sus memorias vía Irene Montero
La defenestración de José Luis Ábalos está resultando un espectáculo muy entretenido. Como para sentarse con unas palomitas y echar la tarde. Que Cerdán y Ábalos hayan acabado así resulta poco creíble. Igual que lo es el enfrentamiento que se insinúa entre Ábalos y Pedro Sánchez. Tanto que es casi imposible decir quién puso a quién: Ábalos a Sánchez o Sánchez a Ábalos. ¿Fue primero el huevo o la gallina? Ábalos fue la mano derecha de Sánchez en su retorno en las segundas primarias que ganó a Susana Díaz y cuando volvió a Ferraz nombró a Ábalos, a quien tanto debía, secretario de Organización.
Una vez que ayer se cumplió el plazo de 24 horas para que renunciase a su escaño, Ábalos anunció su paso al Grupo Mixto y el PSOE decretó su suspensión de militancia. Creo no equivocarme si digo que nunca un jerarca del PSOE de su relevancia se ha ido de la bancada de su grupo parlamentario al Grupo Mixto. Lo más parecido que se me ocurre es cuando Jorge Verstrynge pasó de ser secretario general de Alianza Popular al Grupo Mixto -y de ahí al PSOE una temporadita.
Pero no nos engañemos. Que Ábalos esté en el Grupo Mixto no es en absoluto un desafío a Sánchez como dicen tantos bienintencionados. Al contrario, su movimiento favorece al sanchismo. Imagínense que hubiera renunciado al escaño. El juez instructor podría haberse puesto a investigarle de inmediato y llamarle a declarar como inculpado con el exministro haciendo el paseíllo en la Audiencia Nacional reiteradamente. Miente Ábalos cuando decía en su discurso de ayer ante los medios que cualquier juez puede llamarle a declarar. Sí, pero sólo pueden llamarle como testigo, no como investigado. Por eso es tan relevante que continúe como diputado. Porque sigue amparado. Con Ábalos resguardado por su inmunidad parlamentaria, lo más cerca que toca el escándalo al PSOE en este momento es Koldo García, el socialista ejemplar del que habló Sánchez en sus memorias vía Irene Lozano. Dentro del enorme problema que tiene el PSOE a día de hoy, el que Ábalos esté en el Grupo Mixto es el menor. Se hace un paripé en el que parece que ha desobedecido las órdenes del partido, pero en el fondo están encantados: ellos pueden decir que ya no es de los suyos, que ha desobedecido, que es un traidor... y él sigue amparado por su condición de parlamentario. ¡Bingo!
Una de las cosas interesantes de esta trama es que nos ha descubierto cómo para el entorno de Pedro Sánchez hay socialistas de dos categorías: los que son de los suyos –casi todos– y los que no lo son –cada vez menos. Porque esta corruptela del Caso Koldo nos ha enseñado que al equipo de Ábalos no se le ocurrió ir a buscar contratos al Gobierno de Castilla-La Mancha. ¿Por qué sería? ¿Temerían la reacción del Gobierno de Emiliano García-Page? Yo no lo sé. Pero lo que sí sabemos ya es que intentaron que les contratara mascarillas el Gobierno de Aragón, presidido por el también disidente del sanchismo, Javier Lambán y se le dijo que no por considerar excesivo el precio del producto. Algo que no debió llamar la atención de los presidentes de las comunidades autónomas insulares. Cuando se tira con pólvora del Rey…
Y no perdamos de vista la acusación lanzada desde el PP de que en la persona de Koldo se pudo dar otro «faisán». ¿Lo recuerdan? Aquellos etarras que estaban en el Bar Faisán de Irún que iban a ser detenidos y recibieron el chivatazo desde el Ministerio del Interior y salieron a la carrera. Pues en el PP creen que Koldo tuvo también un chivatazo similar que le permitió deshacerse de documentación incriminatoria. Qué conveniente.
Una vez más el PSOE demostró ayer su maestría a la hora de escenificar su inocencia y que la corrupción le es ajena. Seamos conscientes del vodevil con el que están distrayendo las verdaderas responsabilidades ya conocidas y las que están por conocer.