Objetivo majadero
Si España quiere sacudirse y mandar allá donde se merece a este Gobierno de hampones y traidores, sus partidos supuestamente liberales y conservadores se tienen que unir. Si Vox se ha extralimitado hacia un lado en algunas ocasiones, el PP también lo ha hecho hacia el lado contrario en otras coyunturas
Creo que muchos analistas políticos, desde la más infantil ingenuidad, se han equivocado. El gran fracaso en las elecciones vascas –sin contar con la realidad de unas provincias, antaño ejemplares y acogedoras y hoy entregadas a la herencia del terrorismo más cruel–, no ha sido el de Podemos con sus cero escaños. El fracaso lo ha protagonizado Sumar, que ha obtenido un escaño mientras su universal dirigente compraba ropa en un Zara de Madrid. Podemos ha conseguido su objetivo. El fin de la hegemonía de los «vaticanistas» –Pablo Iglesias–, del PNV y el triunfo del terrorismo olvidado de EH Bildu. Podemos no ha conseguido escaño porque sus partidarios, siguiendo las instrucciones del tabernero de Galapagar, han votado a Bildu, y ello no determina derrota alguna. Objetivo alcanzado.
El que no ha conseguido su objetivo ha sido el PP. El objetivo del PP no era mejorar con amplitud sus últimos resultados. No era impedir el triunfo del terrorismo. No era vencer en las urnas a los herederos de la ETA. No era intentar acercarse al nacionalismo económico y militante del PNV. No era superar los veinte escaños alcanzados en torno a las figuras, maltratadas posteriormente, de Jaime Mayor Oreja y María San Gil. El que fuera vicesecretario General de Comunicación del PP y diputado por Málaga del partido acomplejado, analista político de la Sexta rescatada por Soraya, amén de periodista, Pablo Montesinos Aguayo, ha resumido en pocas palabras el fracasado objetivo del PP en las elecciones vascas. Un objetivo desolador, ínfimo y vergonzoso. Un objetivito no culminado.
Lo ha reconocido con dos sinceras frases. Su reflexivo reconocimiento me obliga a renunciar a votar al PP después de muchos años de fidelidad insegura. Esa cobardía del voto útil de la que Montesinos se ha carcajeado en la cara de todos los que hemos hecho el tonto, como yo.
«El PP se queda sin su gran objetivo en las elecciones de «Euskadi» (sic). Quitarle a Vox su representación en el Parlamento vasco». El casadista acomplejado ha insistido en su lamento: «Nuestro objetivo era acabar con Vox y no lo hemos conseguido». Ignoro si Feijóo, Gamarra, Pons, Bendodo, y demás dirigentes del PP comparten la opinión de este despilfarrado majadero. Y si no lo comparten, manifiesto mi estupor por lo mucho que están tardando en desautorizar su majadería.
Si España quiere sacudirse y mandar allá donde se merece a este Gobierno de hampones y traidores, sus partidos supuestamente liberales y conservadores se tienen que unir. Si Vox se ha extralimitado hacia un lado en algunas ocasiones, el PP también lo ha hecho hacia el lado contrario en otras coyunturas. Un gran partido no puede sobrevivir ni aspirar a nada desde el pensamiento único. A Vox le falta la poderosa estructura del PP, y al PP le sobran los complejos que no tiene Vox. Un partido conservador, grande y unido, exige la diversidad de sensibilidades. Y obliga a los dirigentes a someter sus egoísmos y personalismos en beneficio del bien común. No hablo con políticos, y sí con gentes de la calle, de las aldeas, de la costa y de la España real. Y casi todos coinciden. No entienden el enfrentamiento del PP con Vox, ni el de Vox con el PP, aunque con tipos como Montesinos, esa lejanía es más comprensible en Vox que en el Partido Popular. Si en unas elecciones cruciales y con resultados catastróficos para el constitucionalismo, el objetivo fracasado del PP ha sido conseguir que Vox no obtuviera su escaño por Álava, se han perdido todas las posibilidades de terminar con la dictadura en camino planeada por el Frente Popular en unión a los partidos separatistas de las Vascongadas y Cataluña, sin olvidar a los escisionistas gallegos. Si el objetivo fracasado del PP era impedir que Vox alcanzara un escaño en el Parlamento vasco, toda esperanza se pierde. Se pierde la esperanza, y lo que es peor, se pierde España.
Terminaremos viendo al PP apoyando con sus votos la demolición de la Cruz del Valle de los Caídos. Quizá sea el nuevo objetivo de Montesinos.