Nuevo periodismo
Pero como en la Judicatura, también en el periodismo quedan mohicanos. Los poderes tratan a los mohicanos, los últimos, con el desprecio, el silencio y el «ya lo pagarás». Del «ya lo pagarás» se ocupa el Ministerio de Hacienda y la Agencia Tributaria
Admiro a los tenaces. A los periodistas tenaces y empecinados en honrar su profesión, que no son muchos. Se enfrentan día tras día al hastío que la política española y europea les impone. Y salen airosos del trance. En España, los periodistas que cumplen con su obligación desde el principio básico de la independencia intelectual, no tienen el objetivo del enriquecimiento económico. Es decir, que viven y se mueven en los mismos parámetros que los grandes periodistas clásicos, casi todos ellos fallecidos en la ruina y la necesidad. Para triunfar económicamente en el periodismo hay que ser un poco, bastante, o muy golfo. Y el periodismo actual está rebosado de golfos riquísimos, que montan sus despachos de influencias, buscan las jefaturas de prensa de los partidos políticos y las grandes empresas, y lógicamente, porque son muy listos, se forran. Los hay que aparecen simultáneamente en diferentes tertulias de televisión y radio, cumpliendo estrictamente con su nuevo deber. Obedecer al amo y desprestigiar a los colegas que todavía viven, qué ilusos, creyendo en la libertad.
En España, ahora mismo, hay menos libertad que durante el franquismo. Todos los poderes influyen y confluyen en la manipulación de las noticias. Por otra parte, ha surgido un nuevo periodismo, en ocasiones bochornoso y de cuando en cuando luminoso, que ayer no existía. Se trata del periodismo libre de los lectores, con sus interpretaciones y sus comentarios en las redes sociales. Cuando yo era joven, siglo pasado, los lectores se limitaban a comprar los periódicos y comentar en sus tertulias y peñas las noticias y los artículos de opinión. Ahora escriben y se publican sus opiniones. Los partidos políticos han establecido un sistema de presión en las redes más que poderoso. Se advierte con claridad si los opinantes son libres o forman parte de las oscuridades bien pagadas. De los últimos hay decenas de miles, y son más efectivos y profesionales los adscritos a los partidos de la ultraizquierda, que además, si no tienen nada que decir, insultan y se quedan tan panchos. Y también impera el periodismo de las tertulias en los platós de las televisiones privadas que juegan a dos bandas. La del supuesto respeto a la libertad de opinión siempre que esa libertad de opinión no sea motivo suficiente para que el poder político amenace con restringir o eliminar las subvenciones de dinero público.
Pero como en la Judicatura, también en el periodismo quedan mohicanos. Los poderes tratan a los mohicanos, los últimos, con el desprecio, el silencio y el «ya lo pagarás». Del «ya lo pagarás» se ocupa el Ministerio de Hacienda y la Agencia Tributaria, pero esa desvinculación con la decencia no es un invento de los socialistas. Los socialistas han mejorado el invento, pero su creador fue Cristóbal Montoro, el comunista infiltrado en el PP de Aznar y de Rajoy. Por otra parte, un individuo aburridísimo.
Uno escribe algo tan obvio como «el matrimonio Sánchez acosado por la corrupción», y se destaca la valentía de quien lo redacta y lo firma. No hay valentía en ello, y menos heroicidad. Hay sentido común y vergüenza torera, porque el matrimonio Sánchez, efectivamente, está acosado por la corrupción. Es entonces, cuando el presidente de la empresa editora del periódico, la televisión o la radio en la que trabaja ese redactor o columnista, –casi siempre empresas capitalistas cercanas a las diferentes derechas–, reclama en su despacho la presencia del 'valiente' que se ha limitado a escribir desde su libertad. «Mira, hombre, no lo tomes como una amenaza, pero estás provocando una situación difícil de solucionar. Piensa, que parte de tu sueldo proviene de las ayudas del Gobierno, y claro, si te dedicas a investigar la corrupción del Gobierno desde nuestro medio, es lógico que recibamos una llamada de atención. Procura, en los próximos días, escribir algo positivo de los Sánchez, nos harías un gran favor, y sobre todo, te lo harías a ti mismo».
Debo decir que en el único medio que jamás me han amonestado o recomendado más prudencia, ha sido El Debate. Un periódico católico, apostólico y romano –como yo–, que admite y respeta que algunos de sus colaboradores no estén de acuerdo ni con Su Santidad El Papa. Pero también en otros medios quedan mohicanos. Cuando desaparezca el último, nos llegarán la Televisión Cubana, el Gramma, el Pravda y el Izvestia., con sede en El País.
Siempre que los mohicanos permitan su extinción, que está por ver.