Cosas electorales
En claves nacionales, las derechas españolas tendrían en el Congreso la mayoría absoluta y desbancarían al Gobierno y sus aliados comunistas, separatistas y partidarios del terrorismo etarra
En 365 días, los que completan un año, el PSOE de Sánchez y de Gómez ha perdido las elecciones municipales, las autonómicas, las generales y las europeas. Pero aún le queda un importante porcentaje de electores, ora inmigrantes, ora simplemente socialistas, ora agradecidos y ora paniaguados. En las elecciones al Parlamento Europeo, ganó el PP por cuatro puntos de diferencia. Pocos puntos de diferencia a pesar de la corrupción, las traiciones y la entrega de España a la anti España del yerno del empresario de las saunas. Vox se ha mantenido, y ha surgido Alvise, un particular que ha empatado en escaños con la sobona de Sumar, que es vicepresidenta del Gobierno, y ha superado a los podemitas. En claves nacionales, las derechas españolas tendrían en el Congreso la mayoría absoluta y desbancarían al Gobierno y sus aliados comunistas, separatistas y partidarios del terrorismo etarra. O se ponen de acuerdo y dejan de distanciarse por majaderías, o España no tendrá remedio.
Los socios de Sánchez en España han fracasado. Resulta divertida la estupidez colectiva de Coalición Canaria. Gracias a su apoyo a Sánchez mantendrá su escaño el PNV, cuya representante ignora el número y los nombres de las islas que conforman el archipiélago canario, que no son siete, sino nueve, Gran Canaria, Tenerife, Fuerteventura, Lanzarote, la Palma, Gomera, Hierro, la Graciosa y la isla navegante e imaginada de San Borondón. Un vendaval de libertad y defensa de sus entregadas tradiciones ha barrido Europa, si bien en España el vendaval ha menguado en fuerza y firmeza. No somos más tontos que los demás. Simplemente, somos más corruptos. La delegada de Pfizer en Europa, la Von der Leyden, ya ha anunciado que ofrecerá una alianza con los socialistas para seguir al frente de la Comisión Europea, y que el PP está dispuesto a la aceptación del pacto. El problema del PP es de sencillo arreglo. Fuera el equipo de Feijóo, desde Cuca Gamarra y González Pons, pasando por Guardiola, Bendodo y Borja Sémper, los de la Agenda 2030, otra derrotada en las elecciones europeas.
Que un partido presente en el Gobierno, con una vicepresidenta y varios ministros tontos, sea superado por un ciudadano que se presenta por libre, sin apoyos, sin apariciones en las cadenas de televisión y sin otro bagaje que su sentido común, exige la inmediata dimisión de la sobona de Fene y sus ministros necios. Lo mismo que los podemitas, que se han dado un batacazo como el chalé de Galapagar. El separatismo catalán se ha dado una ducha de melancolía. La cosa de Puigdemont ha perdido centenares de miles de votos, y esa pérdida da que pensar. No obstante, la prensa y los servicios informativos de las cadenas de televisión y radio enriquecidas por el Gobierno, destacan la resistencia del Gobierno de Gómez. Las valoraciones serán las de siempre, transexuadas y pervertidas, pero las cifras cantan, y ha ganado el PP, por menos de lo que se creía, pero ha ganado. Sólo falta un poco de sentido común para alcanzar acuerdos con Vox y los representantes de las candidaturas no sobornadas por los socialistas. En el resto de Europa, no hay discusión posible. El vendaval de la libertad.
Como escribe Bieito Rubido, en España no tiene castigo la corrupción. Sánchez no acompañó a la despeinada bailona, que perdió 700.000 votos socialistas. Meloni Superestar. Macron, digno en su decisión de convocar elecciones legislativas, arrasado por la señora Le Pen, a la que votan masivamente todos los barrios obreros de las grandes ciudades de Francia. El socialista alemán, a tomar por «arslog», que según tengo entendido puede traducirse por culo. El BNG, el galleguismo separatista, será representado por un etarra condenado. Y Tezanos se ha lucido, una vez más, manipulando sus encuestas y predicciones con el dinero de todos los contribuyentes.
La ultraizquierda liderada por Gómez, el amor de Sánchez, ha perdido. Pero no convocará elecciones. No por miedo a perderlas, sino por el terror que le produce su horizonte penal. Porque, mientras España tenga jueces independientes, las posibilidades de la pareja derrotada el pasado domingo de conocer los albergues gratuitos carcelarios, son muchas más de las que ellos creen.
Y ganó Carlitos. Y con él, la buena España.