La morena enchufada
Se ha marchado de Sumar, pero mantiene su armario, sus peluqueras, sus cabellos rubios, su mala pinta, su cargo de vicepresidenta, su piso, su coche oficial, sus escoltas y su importante salario
Mayte Alcaraz –tú escribiendo y Carlos ganando en París–, ha firmado en El Debate un texto conciso, preciso y contundente, además de documentado, de Yolanda Díaz, la cabeza hueca de Fene. Se titula su columna «La Ignorancia viste de Prada», y nos recuerda todos los pasos, ingratitudes, puñaladas traperas, traiciones y metamorfosis que ha ido acumulando a lo largo de su carrera política. Aquella morena con más pistoleras en sus caderámenes que Clint Eastwood de joven, y menos ideas en el intelecto que un berberecho con vocación de ostra, ha reconocido a medias su monumental fracaso, atribuyéndolo al «desafío mundial de la Internacional del Odio». Hay que reconocer que no se anda con chiquitas. La Internacional del Odio se reunió hace unos días y aprobó el jardazo electoral de Yolanda Díaz y Sumar. Ese infame contubernio es el responsable de la torta que se ha llevado puesta su partido y los socios de su partido, entre los que destaca Izquierda Unida, jirón con jirones del PCE, que se ha quedado sin escaño en el Parlamento Europeo. Antonio Mingote, en su discurso de ingreso en la Real Academia Española recordó a un tal Barrantes, que era un tonto que no sabía que era tonto, colaborador de «La España Moderna» y al que Leopoldo Alas, «Clarín», puso en su sitio con su inteligente aspereza habitual.
El señor Barrantes es tonto. Eso ante todo.
El señor Barrantes es un ignorante. Eso después.
El señor Barrantes es un adulador. Eso siempre.
El señor Barrantes no sabe escribir con gramática,
Y es un poetastro detestable.
Y después de esta sarta de elogios, mimos y consideraciones, «Clarín» concluye: « Y cuando el señor Barrantes quiera otra, que vuelva por ella».
Creo que me he despistado. Estaba escribiendo de Yolanda Díaz, no del señor Barrantes, al que no tuve el placer de conocer.
El que era Príncipe de Gales, posteriormente Rey y finalmente, Duque de Windsor tras su abdicación de la Corona británica en su hermano «Bertie», Jorge VI, quiso conocer personalmente al gran P.G. Wodehouse. Hay tontos con una ranura de luz. Después de la audiencia, Wodehouse definió con maestría a Su Alteza Real: «Me ha parecido un pterodáctilo con una pena secreta». Insisto en mi afición por visitar los cerros de Úbeda. Aquí y ahora, nada tienen que ver El Duque de Windsor, Wodehouse y los pterodáctilos con una pena secreta. Escribía de Yolanda Díaz. Retomo el sendero.
Después de conseguir escalar en la política gallega gracias al energúmeno de Beirás, y engañar a Iglesias y conseguir que Sánchez el de la Gómez la hiciera vicepresidente del Gobierno de España, la de Fene se puso rubia, rubialesca por sus besos, y se vistió de Prada. Además de su importante salario y sus gastos pagados en viajes, representaciones y aviones Falcon, se instaló en un humilde piso madrileño propiedad del Estado de 450 metros cuadrados. Traicionó a Podemos y fundó Sumar, que me da la risa. Cinco fracasos electorales, uno detrás del otro. La «Internacional del Odio» ha terminado con ella. Y con nobleza, antes de que la expulsen, ha dimitido. Pero parcialmente. Se ha marchado de Sumar, pero mantiene su armario, sus peluqueras, sus cabellos rubios, su mala pinta, su cargo de vicepresidenta, su piso, su coche oficial, sus escoltas y su importante salario. Es decir, que la «Internacional del Odio» está siendo con ella generosísima. Eso sí, ha dejado más cadáveres –en sentido figurado, claro está–, en las cunetas que su colega en las ideas –en sentido histórico– apodado El Campesino, del que recomiendo la lectura de sus Memorias en su estancia en la URSS de Stalin y La Pasionaria.
Nuestra pijilla, de la que Mayte Alcaraz destaca su verborrea de celofán y su dominio de la cochambre podemita, ha dimitido de muy poco. Sumar no es nada. Dimitir de la nada es una metáfora. Sigue en el palmito. La Ignorancia viste de Prada. Y seguirá vistiendo de Prada hasta que se rompa la goma.
La Internacional del cinismo y el postureo, es la que manda.
Pero en unos meses, de nuevo morena y en vaqueros. De marca, claro. Terminará en la directiva de la CEOE. Eso, la ranura de luz en la oscuridad intelectual. Lo que en España se dice el enchufe.