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19 de septiembre de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

El otro escándalo de Doñana

Ahora resulta que si los fondos venían de un franquista hay que borrar todo trazo de su origen porque es imposible que un franquista hiciera nada bueno. Ni su viuda tampoco

Actualizada 01:30

En estos días estamos descubriendo un ejemplo más del sectarismo de la izquierda española. No creo que esto sea una gran novedad para nadie. Lo sabemos hace tiempo. Pero aquí hay un pequeño matiz que seguro que ya se había dado antes, pero yo no conocía un caso así. Se quiere borrar el nombre de un benefactor de todos. Es decir: se puede discutir y discrepar sobre si Franco o Queipo de Llano o Mola fueron benefactores de los españoles con sus actos. De acuerdo. La unanimidad no es exigible. Pero creo que de ninguna manera se puede negar el derecho a la memoria de quien aportó dinero de su bolsillo para hacer una labor en favor del medio ambiente del que tanto gusta hablar a esta izquierda pijoprogre que no ha pisado el campo en su vida.

Luis Bolín fue un franquista. Nadie lo niega. Un franquista de primera hora y hasta el fin de sus días. Él fue quien contrató el célebre Dragon Rapide que pagó el marqués de Luca de Tena para llevar a Franco de Canarias al norte de África y ponerse al frente de la sublevación. Pero como cualquier franquista, o comunista o demócrata o intelectual o idiota sin remedio, tuvo vida más allá de la política. Bolín fue un gran promotor del turismo vinculado a nuestros recursos naturales, como la caza y la naturaleza y también fue un gran inspirador de la creación de parques nacionales, importando el exitoso modelo norteamericano.

Su viuda, Cecilia, que era norteamericana, donó a la muerte de Bolín una importante suma de dinero –25.000 dólares americanos del año 1972– al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para que se construyera un laboratorio de investigación biológica aledaño al Palacio en la recién creada Estación Biológica de Doñana (EBD), cuyos terrenos por cierto se compraron con dinero privado para crear una reserva en Doñana. El World Wildlife Fund (WWF) nació entonces con el objetivo de recaudar fondos para ello. Pero claro, ahora resulta que si los fondos venían de un franquista hay que borrar todo trazo de su origen porque es imposible que un franquista hiciera nada bueno. Ni su viuda tampoco. Los terrenos serían finalmente cedidos al CSIC para el establecimiento de un centro de investigación, la citada Estación Biológica de Doñana.

El laboratorio, que fue construido con la aportación de la señora Bolín, recibió el nombre de «Luis Bolín» y fue inaugurado por los entonces Príncipes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía en mayo de 1972 durante un encuentro del Fondo Mundial para la Naturaleza que realizó allí una reunión al aire libre entre nubes de polvo de tractores y bajo el impulso del Duque de Calabria. En la inauguración del laboratorio llamado «Luis Bolín» por la generosa donación de su viuda, participó también el Príncipe Bernardo de Holanda que era uno de los fundadores del WWF-Adena.

Ahora, más de 50 años después, los científicos progres de la EBD, que por cierto se siguen beneficiando de muchas aportaciones privadas para sus investigaciones, no sólo han vaciado de contenido el vetusto Palacio y con ello han conseguido que la autoridad judicial lo precinte y así lleva vacío y cerrado más de 10 años, sino que además quieren cambiar el nombre del laboratorio Bolín y han arrancado ya de sus paredes las placas conmemorativas. Invocan para ello la ley de la Memoria Democrática. Supongo que desde su cerril punto de vista el texto de la lápida era intolerable. Rezaba así: «Luis A. Bolín (1894-1969) dedicó su vida a servir a España y contribuyó con sus acciones a mejorar el mundo en que vivimos. En recuerdo suyo ha sido donado este laboratorio por su esposa Cecilia Bolín.» Intolerable ¿Cómo se iba a permitir una placa reconociendo que un franquista había servido a España? Que arda Troya. Un franquista –¡o su viuda!– jamás creaba laboratorios. Solo podía destruir España.

Así que con el dinero de la viuda de Bolín se hizo un laboratorio que ahora no puede llevar el nombre de Bolín. Quizá también le podían devolver a la familia los 25.000 dólares actualizados a valor de hoy. Y se está haciendo una encuesta para ver qué nuevo nombre le dan al laboratorio y parece que va ganando la «original» idea de que sea el nombre de una planta marismeña precisamente ahora que la marisma lleva muerta décadas y su vegetación nativa ha sido sustituida por plantas foráneas gracias a la dejación de funciones y la connivencia con que se conducen los responsables en su obligación de preservar Doñana. Y ¿la Junta de Andalucía no tiene nada que decir en esto? No paramos de mejorar…

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