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GaleanaEdurne Uriarte

La broma de la extrema derecha

España es la broma de los ultras hablando de la amenaza ultra, de Sánchez, Illa y nacionalistas riéndose del Estado de derecho, mientras dicen que los ultras son los otros

Actualizada 01:30

Es la broma de los ultras hablando de la amenaza ultra. De esa izquierda radicalizada y ese nacionalismo abiertamente xenófobo que se pasan el día alertando de lo que llaman «la amenaza de la extrema derecha». Mientras ellos se ríen del Estado de derecho, permiten el show público de un golpista, aprueban amnistías para sus propios delitos, utilizan el Tribunal Constitucional para blanquear su corrupción, pactan un sistema de financiación contra la solidaridad, discriminan a más de la mitad de catalanes cuya lengua principal es el español, y alientan los discursos del odio contra España y sus símbolos y contra la mayoría de la población catalana. Son los extremistas gritando «que vienen los extremistas».

El jueves, tanto Salvador Illa como los portavoces de Junts y ERC hablaron de la «amenaza de la extrema derecha» en sus intervenciones en la sesión de investidura del Parlamento de Cataluña. Illa hasta se refirió a las manifestaciones de Gran Bretaña. Y mientras lo hacía, un golpista, Puigdemont, se burlaba del Estado de derecho, paseándose por Barcelona, gracias a la inacción de todos los cuerpos policiales, en abierta exhibición de la paralización de la ley para con los golpistas socios del Gobierno. Una paralización pactada por los políticos que alertaban del peligro de la extrema derecha. Y de la cual es el máximo responsable Pedro Sánchez, el socialista que pasa sus días repitiendo ultraderecha y extrema derecha mientras usa los instrumentos del Estado en su propio beneficio.

Este es el extremismo que está minando la democracia española. Y no es una amenaza, es una realidad. Como todo extremismo, se sostiene en el cuestionamiento del Estado de derecho, en las simpatías hacia la violencia, y en la práctica de la xenofobia y la discriminación contra una parte de los ciudadanos. Tres elementos que han sido habituales en los nacionalismos, pero que durante años fueron minoritarios, a pesar de todas las dudas de la izquierda. Lo nuevo en la España de Sánchez y antes de Zapatero ha sido la paulatina evolución del socialismo hacia esas prácticas propias del extremismo. Ahora, Zapatero justifica y blanquea a Maduro, pero ya lo hizo con ETA, mientras también nos llamaban extrema derecha a los críticos.

Después vinieron los indultos y la amnistía para el golpismo independentista, además del blanqueamiento de la propia corrupción. Ahora, una financiación privilegiada para Cataluña, y antes y ahora, un apoyo creciente del socialismo a la discriminación de los catalanes cuya lengua principal es el español. El jueves, Illa, el nuevo presidente, hizo su discurso de investidura íntegramente en catalán. Ni una sola palabra en el idioma mayoritario de los catalanes, entregado ya totalmente a la imposición xenófoba del nacionalismo contra lo español, que era una de las condiciones para su investidura. Exaltación del golpismo, xenofobia y discriminación, pero dice Illa que mire usted cómo está Inglaterra.

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