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«En Venezuela estamos encarcelando y torturando a todos los opositores de Maduro que caen en nuestras manos». Esa frase la pueden decir los que encarcelan y torturan. Y sólo es admisible su incorporación al plural, si la emite Rodríguez Zapatero. En tal caso, el «hemos» y el «estamos» tiene sentido
Los españoles somos muy propensos a compartir los triunfos de los otros y alejarnos de los fracasos. Contaba «Tip» que durante un tiempo, tuvieron él y Coll un representante más triste que una lechuga en pleno régimen de adelgazamiento.. El representante llevaba las cuentas con precisión y honestidad, pero no tenía ni un pelo de sentido del humor. Tip y Coll actuaron en Bilbao y su éxito fue extraordinario. Les ofrecieron el oro y el moro –espero no ser acusado de racista por usar de tópico tan extendido y usual en nuestro lenguaje–, para actuar diez noches más en el mismo local, pero tenían comprometidas todas las fechas y no pudieron aceptar el ofrecimiento. El representante, que era más deprimente que un pinar cuando anochece, resumió el éxito en la capital de Vizcaya. –Hemos estado más graciosos que nunca–. Se adjudicó parte de la gloria. Cuando, en otras actuaciones, el éxito era el normal, pero no apoteósico, el representante se alejaba. –Habéis estado bien, pero no del todo. Donde estuvimos geniales fue en la gala de Bilbao–.
Por fortuna, han finalizado los Juegos Olímpicos de París. Los comentaristas de TVE y Teledeporte, ellas y ellos, tienen que tener algún parentesco con el representante –anterior a Tole–, de Tip y Coll. «Hemos ganado la medalla de oro de waterpolo», ha dicho un tío con más barba y pelo en el pecho –figurado–, que el Cid Campeador. –La Selección femenina de fútbol ha perdido la medalla de bronce–. Es decir, que contribuyó al gran triunfo de waterpolo y no se sumó al fracaso de las liantas –con algunas excepciones– del fútbol femenino, del que, con drástica crueldad, muchos dicen que ni es fútbol ni femenino. Pero eso merece otro artículo que podría rozar los aledaños del delito de machismo acentuado, delito del que me considero plenamente inmerso en su comisión.
Para los comentaristas de nuestra televisión pública, «hemos ganado» 18 medallas, y han perdido los deportistas españoles algunas que «deberíamos haber ganado». Las han perdido los deportistas, y las que «hemos ganado» ha sido gracias a los que han comentado las incidencias de esas milagrosas conquistas. «El cuarto gol que le metimos a la selección de Francia terminó con sus aspiraciones a conseguir la medalla de oro». No le metimos el cuarto gol, ni el quinto. Los metió un futbolista llamado Camello, que milita en el Rayo Vallecano. Y los metió, como Fermín y Baena, sin contar con la habilidad futbolística de los comentaristas. Dicho sea de paso, hay una mujer que comenta los partidos del fútbol femenino a la que es imprescindible invitar a una larga temporada de silencio. Una voz horrible y unos comentarios rebosados de tópicos incultos y cursilerías propias del feminismo monterino y belarrano.
Honor y gloria a los que han ganado, y honor a los que han perdido. Mis actuales condiciones físicas me impiden, por pudor, compartir los triunfos de los españoles olímpicos que han ganado, sin mi colaboración, unas medallas. Las han ganado ellos, no nosotros, y menos aún, los que comentan los triunfos o las derrotas de los nuestros.
«En Venezuela estamos encarcelando y torturando a todos los opositores de Maduro que caen en nuestras manos». Esa frase la pueden decir los que encarcelan y torturan. Y sólo es admisible su incorporación al plural, si la emite Rodríguez Zapatero. En tal caso, el «hemos» y el «estamos» tiene sentido.
Pero en las medallas olímpicas, no. Ellos las ganan y nosotros las celebramos y agradecemos. Que no es poco.