Aguas
El agua de Solares copaba una gran parte del mercado. También el agua de Hoznayo, y Bezoya, Solán de Cabras y más que fueron apareciendo
En España hay muchas y muy saludables aguas minerales. El agua de Solares copaba una gran parte del mercado. También el agua de Hoznayo, y Bezoya, Solán de Cabras y más que fueron apareciendo. La Casera con pompitas, y la navarra de Betelu. Al bar Saint Cyr, situado en la esquina de Velázquez con Ayala, bajos de la casa de los Aguilar, acudía con frecuencia un pelma conocido por clientes y empleados como 'Pepe Betelu'. Hasta el hielo que refrescaba y rebajaba sus «whiskys» eran de agua de Betelu, y aquello nos parecía una extravagancia y una cursilería. Ahora son muchas más las marcas de agua y casi todas cumplen con su cometido. Quitar la sed e hidratar el cuerpo.
Me ha divertido mucho —no siempre hay que escribir de lo que se considera prioritario y fundamental—, el texto de mi compañera en El Debate Olaya González. Creo que, escribiendo su crónica, habrá tenido que paralizar en más de una ocasión su redacción para darle espacio libre a la carcajada. Pero ha firmado un estupendo reportaje.
La gente no está loca. Sucede que hay muchos tontos que no saben qué hacer con el dinero que les sobra. Y unos gallegos, que son listísimos, se han aprovechado de la situación. El mundo del vino también se ha disparado, y los precios de los caldos dependen del uso de la preposición y el rechazo del artículo en la resolución de sus catas. Un vino aterciopelado «en boca» y aromático «en nariz» es más caro que el aterciopelado en la boca y aromático en la nariz. Pero no puedo opinar. No me gusta el vino ni «en boca», ni «en nariz» ni «en orejas». Otra cosa es el agua, como es de suponer.
En el barrio de Valdorregueiro, a las afueras de Orense, se halla el restaurante que ofrece las más variadas aguas minerales en España. Nada menos, que 170 marcas diferentes procedentes de todos los rincones del mundo. Se puede optar por consumir aguas procedentes de icebergs noruegos o hidrogenadas en Islandia a precios asumibles, o acompañar la delicia de un cochinillo asado con una botella carísima y tan hortera, que ni los Sánchez se atreven a acceder a su refrescante líquido. El restaurante de marras «O Lar de Leitón» está especializado «en la búsqueda del maridaje de sus propuestas gastronómicas con aguas adecuadas». En cristiano: Que los clientes puedan maridar sus platos con aguas de diversas procedencias y características. Un reto para los que, como yo, jamás han dado importancia al maridaje de las aguas con mis platos preferidos.
Según la textura de los platos elegidos, se sugieren en «O Lar de Leitón» unas aguas u otras, teniendo siempre —lógico y digno de agradecer—, la mineralización, carbonización y el pH del agua recomendada. Las aguas disponibles en la carta, se ofrecen en cinco diferentes grupos. A saber, Aguas Atrevidas, Aguas Tentadoras, Aguas Curiosas, Aguas Sutiles y Aguas Tímidas. Un buen punto de apoyo para elegir con acierto. También los clientes nebulizados pueden disfrutar de aguas nebulizadas, que encajan a la perfección con su nebulización.
La mayoría, y las procedentes de icebergs se incluyen en este apartado, y son asequibles para cualquier cliente. Pero si el cliente desea celebrar cualquier acontecimiento familiar o empresarial con agua, puede elegir una botella de «Shaning» inspirada en la halconería persa de los remotos rincones de Irán, por 360 euros, es decir, inalcanzable para los dromedarios de aquellas zonas. O solicitar una botella de agua «O Bling», que nace en las montañas humeantes de Dendridge, en Tennessee (EE. UU.) a más de 8oo metros de profundidad, por 180 euros. Si le parece al cliente excesivamente barata, tiene a su disposición la «O Bling Gold Throne», a cambio de 14.000 euros. Combina muy bien con el marisco y por ello, es diga de ser recomendada a los dirigentes sindicales de UGT y CC. OO. Pero hay un agua todavía más cara. Una botella de 75 cl. de «Fallico» se factura por 17.500 euros. Un precio ajustado y medido por la discreción. Procede del subsuelo del monte Nunobiki. Sito en Kobe, Japón, y ofrece una filtración a través de granito respirable dotándola de un equilibrio mineral único y antioxidante. Para afianzar su modestia, se ofrece en envase chapado en oro con cristales de Swarovsky, y el 98 % de sus consumidores la degustan en Dubai, donde se esconde la cúpula de Hamás, y los Emiratos del Golfo.
Según mi amigo Abdalah- Jafir- izn-Malil, un par de traguitos, y desaparece la sed.
Por lo tanto, un agua buenísima y deliciosa.