Es ella
Corina Machado es la Venezuela libre. La Venezuela que se enfrenta al comunismo y se expone para que la mayoría de su pueblo no se derrumbe
La jugada ha salido perfecta. Todos los actores estaban de acuerdo. Edmundo González consideró que la heroicidad y la resistencia no forman parte de sus cualidades. Y cedió. Zapatero no tuvo que extremar sus artimañas infectadas para convencer a Maduro que al enemigo que huye, puente de plata. Maduro acogió con gran alegría la decisión de don Edmundo. Apresarlo, condenarlo y en la última de las opciones asesinarlo, haría despertar la conciencia dormida de la OEA y la Unión Europea. Con un presidente electo en la cárcel de tan avanzada edad, un desenlace fatal tendría como consecuencia que hasta Úrsula Von del Leyen y José Borrell se sentirían obligados a regañar un poquito al asesino venezolano. Y Sánchez, que nunca reconoció la victoria del anciano candidato, siguiendo las indicaciones de su comisionista Zapatero en Venezuela, al conceder asilo político al triunfador derrotado en las elecciones del vencido ganador Maduro, le quitaba un problema de encima al camionero matón y quedaba como un acogedor receptor del atribulado, perseguido y confuso ganador de las elecciones. Jugada redonda. No se le puede exigir a nadie un acto de heroicidad.
Una jugada redonda pero no plenamente culminada.
La heroína es ella, permanece en Venezuela y resiste.
Fue Corina Machado la que acompañó de punta a punta de Venezuela al presidente electo. Fue ella la que encendió la ilusión por la libertad de los venezolanos. Ha sido ella la abandonada por la inesperada deserción de quien ganó las elecciones y no supo defender su condición victoriosa. Mientras Corina Machado resista, se mantiene la esperanza. Y es a ella a la que Maduro, Cabello, Delcy y demás narcotiranos desean hacer desaparecer.
Las explicaciones del presidente electo, ya en su exilio madrileño, no han convencido a nadie. Se trata de una rendición disfrazada de conceptos equivocados. Le deseo una vida cómoda y apacible en España, amparado por sus enemigos y defensores del tramposo canalla. Pero ella es a la que buscan, a la que desean encarcelar, a la que necesitan enterrar viva, en una cárcel, para sentirse acogidos por su tremenda trampa. A los seis meses de silencio, Úrsula Von der Leyen y Borrell aprobarán una ayuda económica a Venezuela para afianzar la tiranía.
No obstante, aún encarcelada, torturada, vejada, desnutrida y maltratada, Corina Machado seguirá presente en las esperanzas y los ánimos de millones de venezolanos y amantes de la libertad en el mundo.
Corina es la diana. Y las armas están en manos de los asesinos.
Corina Machado es la Venezuela libre. La Venezuela que se enfrenta al comunismo y se expone para que la mayoría de su pueblo no se derrumbe. Agustina de Aragón, María de Molina, Manuela Malasaña… armada únicamente de la razón y la palabra. Si se diera el caso de que algún «accidente» derribara su verticalidad, quizá la mayoría sinvergüenza de los parlamentarios europeos, en un alarde de coraje y justicia, con anterioridad a la celebración de una de sus sesiones, le dediquen un minuto de silencio, como los del fútbol español, por el fallecimiento de Puchurri, Totorro o Garrulo.
La jugada les ha salido bien, pero con Corina Machado viva y fuerte en Venezuela, no podrán sentirse vencedores desde su trampa.
Es ella la que peligra. Y es ella el objetivo de los criminales.