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Al bate y sin guanteZoé Valdés

Jamenei, Qatar y la cobardía

Desde mi posición de escritora y mujer exiliada, también acuso a la diplomacia francesa y a todas las diplomacias del mundo que se han plegado a la infamia de los ayatollah, vía Qatar, y por la vía que sea, les señalo de actuar bajo influencia

Actualizada 01:30

Se ha cumplido un año del progromo a manos de Hamás y de ciudadanos gazatíes también confabulados, perpretrado contra Israel. Un año de dolor, de mentiras con relación a Israel por parte de los medios propagandísticos pagados por los regímenes islamistas y proislamistas, y por esos dictadores. Un año sin gran parte de los rehenes devueltos, vivos o muertos. Un año sin Kfir y Ariel, los dos pequeños, también sin sus padres, y sin los inocentes de cualquier edad, de los que no se sabe nada. Pónganse por un momento en la piel de ellos, limpien su mente y hagan este ejercicio por un instante, sean ellos. ¿No hubieran querido y hasta exigido que a cualquier precio los líderes de su país actuaran? Es lo que ha hecho Benjamín Netanyahu, es lo que ha hecho el Tsahal. Es lo que ha hecho Israel. Se debiera agradecer.

Hay que ser muy cobarde, muy vendido, para reprocharle algo a estas alturas a Israel y a sus líderes, además de quedarse callado ante el discurso tan inquietante pronunciado por el ayatolá Ali Jameini, para quien el 7 de octubre no sólo fue «legítimo», además constituyó parte de su principal objetivo que no es otro que la desaparición de Israel. Cuando Ali Jameini afirma que «a Israel no le queda mucho tiempo» está queriendo decir que al mundo no le queda mucho tiempo, al mundo occidental tal como lo conocemos. Ese tipo de pronunciamiento en boca de alguien que hacía años no se pronunciaba resulta más que preocupante. Es inadmisible.

Sin embargo, la respuesta de los líderes occidentales es la de arrodillarse, entregarse con la justificación de buscar una paz errada, por una vía equivocada y timorata, indefinida. La sumisión no será nunca una buena respuesta, por cierto, islam significa sumisión. La paz solo llegará cuando Israel salga victorioso. Solo la victoria de Israel por encima de toda esta sinrazón salvará a la tierra, a los judíos, y salvará al mundo, trayendo de tal guisa la paz.

En cuanto a ciertos presidenticos que se arman de palabrejas baratuchas y se disfrazan con trajes de combate que les quedan demasiado holgados para dirigirse a Israel, les preguntaría, ¿por qué no se arman con lo mismo o con más para responderle a Ali Jameini? ¿Cuál es su miedo? Y, si así muestran mansedumbre y pavor, les tengo una información: no sirven como líderes de nada. Mejor lárguense de una buena vez, dejen el sitio a los que sean capaces de defendernos y de asegurar la pervivencia de Occidente.

Pedro Sánchez ha sido uno de los que desde el primer momento se doblegó de manera penosa e indecente frente a los mullah a través de segundos y terceros. Le han seguido otros. Para rematar, Emmanuel Macron se suma a la vergonzosa connivencia, liderando una propuesta de desarme real a Israel, o sea, para que no se facilite armamento y material de defensa a este país asediado y atacado desde hace años, también desde el Líbano.

¿Quién emula a Pétain? ¿Quiénes entonces son los antisemitas y los fascistas, los de la derecha, tal como ellos claman con tal de liberarse de culpas, o ellos mismos desde los gobiernos que se autotildan de centristas y desde la nueva ultramegaizquierda? No pasó demasiado tiempo sin que Qatar le dirigiera una carta de agradecimiento al francés franc-à-fric, la que podemos leer en el X del socialista de origen judío, Julien Dray, en el que comenta lo siguiente:

«¿Quiénes son los mandamases de Emmanuel Macron? Para saberlo, lea el comunicado de prensa de Qatar:

‘Qatar acoge con satisfacción el llamamiento del presidente francés a dejar de suministrar armas a la ocupación israelí para luchar en Gaza’.

¡Acuso a la diplomacia francesa de estar bajo influencia!».

Desde mi posición de escritora y mujer exiliada, también acuso a la diplomacia francesa y a todas las diplomacias del mundo que se han plegado a la infamia de los ayatollah, vía Qatar, y por la vía que sea, les señalo de actuar bajo influencia. Cualquier influencia que exista y que se haya programado, la violenta, la ideológica, que es también en este caso absolutamente sectaria, o la presuntamente monetaria; pues nadie ignora las ofertas que se gastan estos «reinados» petroleros.

He visitado Israel y El Líbano, amo a esos dos países. Nadie ignora que al Líbano se le llamaba la Suiza del Medio Oriente hasta que permitieron la penetración de estos engendros del mal. No los culpo, solo aclaro. Tras cada intervención pública de Benjamín Netanyahu leo, analizo y estudio los comentarios. Una gran cantidad de ciudadanos iraníes como libaneses que se atreven y comentan, se centran en dos realidades: «Haga lo que usted tenga que hacer, nosotros nos ocuparemos en las calles», esos son los iraníes. Numerosos libaneses que se identifican como tal señalan lo siguiente: «A ver si será que Israel nos librará de Hezbollah». Porque no olviden que la mayor organización terrorista actual se llama Hezbollah, y llegó al Gobierno en El Líbano. Del mismo modo, aunque bajo otro procedimiento, una organización terrorista ha sido encargada por un gobierno de controlar la seguridad en España.

Estamos viviendo tiempos duros, no sé si veremos el final de estos rigores inciertos. A mí no me cogen de improviso, toda mi vida ha sido enfrentarme en tiempos difíciles para mi país, de ahí que pueda asegurar que lo que se avecina no es para mirar hacía un lado y seguir como si no tuviera que ver con nosotros. Gracias, Tsahal; gracias, Benjamín Netanyahu. Am Israel Jai!

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