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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Hasta el gorro

Todas lo sabían. Desde Yolanda Díaz, que protegió y encumbró a Errejón a sabiendas de su inadecuado frenesí sexual, hasta las periodistas Palomera y Pardo de Vera, que conocían sus extralimitaciones desde dos años atrás

Actualizada 16:50

Un día llevamos sometidos a la información de los irrefrenables acosos sexuales neoliberales de Errejón, y ya estoy hasta el gorro de Errejón. Los personajes menos interesantes del caso son sus protagonistas. Él no es casi nada, y a ella no la creo. Después de la primera acometida, ella acompañó al acosador a su pisito en Ópera, y el fracasado violador lo intentó de nuevo. Eso, más que huida, se me antoja que es una manera moderna de jugar con fuego. Lo interesante del caso está en las bambalinas, detrás del escenario. Todas lo sabían. Desde Yolanda Díaz, que protegió y encumbró a Errejón a sabiendas de su inadecuado frenesí sexual, hasta las periodistas Palomera y Pardo de Vera, que conocían sus extralimitaciones desde dos años atrás. Reconozco que, cuando este tipo de fogaradas no del todo permitidas no constituían delito alguno, en una noche estival donostiarra, en la proa del malecón de Igueldo, intenté proceder a tocamientos neoliberales a una italiana que formaba parte del equipo de Gigliola Cinquetti, la intérprete de aquella tontería de «Non ho l´etá». Sellamaba Ana Pirolecci, era robusta, simpática y con una voz más melodiosaque la de la cantante que patrocinaba. Rompían las olas en el malecón y mi «smoking» padecía la caída de la lluvia fina salada de cada encontronazo dela mar con las rocas. Ella, tenía frío. Yo, como buen neoliberal, sólo tenía un objetivo. Cuando creí que Ana Pirolecci había admitido la situación, me soltó un guantazo. Y ahí terminó el acoso neoliberal. Lo que no hizo es acompañarme a mi casa después de arrearme el merecido soplamocos. Le pedí perdón, y ella después de emitir un preocupante «mmmmm», dióme la espalda y perdióse en la noche. De haberme acompañado a casa, hubiese tenido sobrada razón para pensar que se trataba de una mujer ligera. Volvía mi hogar mientras ella recuperaba la fiesta del Tenis, y al día siguiente, durante el desayuno, todos mis hermanos me preguntaron por la anomalía de mi carrillo izquierdo amoratado. Y en ese punto, abandoné mi neoliberalismo. Y así hasta hoy. Las bambalinas guardan el secreto. Yolanda Díaz lo sabía, y muy probablemente, Mónica Sanidades, Los Sánchez, Urtasun, Irene Montero la Belarra y Pablo Iglesias. Al fin y al cabo, Errejón y Pablo Iglesias fueron íntimos amigos, inseparables camaradas. A Errejón no hay que expulsarlo de ningún sitio, porque se ha expulsado a sí mismo. Otra cosa es Yolanda Díaz, que apunta un comportamiento de cinismo e hipocresía insuperable.

Lo cierto es que la ultraizquierda a la izquierda de la ultraizquierda de Sánchez ha explosionado y se ha hecho añicos. De Yolanda Díaz, además de una explicación, se esperaba una dimisión inmediata. Pero el poder político manda sobre la dignidad. Me comentan que en Fene están muy preocupados con el asunto. Que después de conseguir, con mucha paciencia y trabajo, que Yolanda abandonara su localidad natal para dedicarse a la política, su posible vuelta al dulce hogar ha originado en Fene una bruma de melancolía y pereza muy rayana con el desconsuelo. Pero mucho me temo que en pocos días, Yolanda Díaz se verá obligada a dedicarse a sus labores, y sus labores los tiene pendientes en su casa. Siempre ha ocurrido lo mismo. Las izquierdas terminan por pelearse con una crueldad azteca. Y el Gobierno tiembla, porque los monaguillos del PNV, los fascistas de Junts, los socios de Compromís, y los aprovechados de Podemos pueden dejar a Sánchez en minoría parlamentaria, y eso sí tiene interés. Feijóo aguarda acontecimientos, que es la versión más absurda del verbo Aguardar. Pero no vale la pena seguir con Errejón y la chica neoliberalizada que rechaza, acompaña, y finalmente le da por denunciar. Son peones. Los alfiles y las torres también irán cayendo, y habrá elecciones. Y como a Feijóo le encanta aguardar acontecimientos, volverá a ganar Sánchez. Encantador panorama.

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