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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Fundraisin indio

Y cuando no exista el peligro, Sánchez y Su Excelencia la imputada, volarán sobre el caos y la destrucción, prometerán lo que saben que no pueden ofrecer porque ya se lo han llevado otros, y contemplarán la tragedia desde lo alto, allí donde no llegan las voces de indignación de los valencianos

Actualizada 01:30

Hay que españolizar lo del fundraisin. Y más ahora, cuando la imputada por dos posibles delitos ha conocido desde la lejanía, que han doblado a cuatro sus imputaciones. En España, Valencia, Málaga, y otras ciudades y pueblos del Mediterráneo, ahogados de crecidas, y zarandeados de tifones. Son 51 los fallecidos a la hora que escribo. En la India, flores y bailes, colorido y sonrisas. Mientras España se ahoga y se juegan la vida los soldados de la UME y otras unidades de las Fuerzas Armadas, la Guardia Civil, La Policía, los bomberos y los municipales, la imputada por la presumible comisión de cuatro delitos recibe homenajes en la conocida Universidad india de Vadodara. Es capaz de encajarles el espíritu y la práctica del fundraisin.

Lógicamente, no han interrumpido el viaje oficial del presidente del Gobierno de España y de Su Excelencia la 'presidenta de España'. El retorno es complicado. De volver, tendrían que sobrevolar en su cómodo helicóptero Puma las extendidas zonas catástróficas, donde aún esperan decenas de cadáveres enterrados en el fango a la espera de ser descubiertos por los valientes. Pero la visión de ese espectáculo aterrador puede conmover en exceso a la esposa del Marajáh adjunto. El Marajáh adjunto ya ha declarado, adornando sus palabras con su encantadora sonrisa, que las nuevas imputaciones judiciales de su esposa no le preocupan nada porque no hay nada que las sostenga. Que todo es culpa de la ultraderecha.

Vuela un dato curioso por las redes sociales. Si en 1969, Franco no inaugura el nuevo cauce del Turia, Valencia estaría hoy sepultada por las aguas. En la riada de 1957, la fuerza del agua le arrancó la vida a más de 300 personas. De no haberse realizado la monumental obra hidráulica, hoy estaríamos lamentando una catástrofe inasumible. No obstante, con un conjunto naranja y rosa, y con una explosión de felicidad en su rostro que no exhibía desde que fue trincada por la Justicia, la expansionista del fundraisin era objeto de un primaveral homenaje en la Universidad de Vadodaza, mientras su esposo cumplía con su innecesaria agenda de actos que le sirvieron de excusa para despegarse de España y sus obligaciones en el momento más oportuno. Comparado con los muertos, la ruina y la desesperanza, lo de Errejón y su vicepresidente Yolanda Díaz, la mentirosa, carece de importancia. Pero un presidente del Gobierno también tiene que ocuparse de las carencias, destituir a la insalvable gallega y olvidarse de las flores de la India. Se mueve huido, sabedor de sus limitadísimas defensas, irritado por el futuro penal de su chica, y hondamente preocupado por el suyo, con Aldama, Barrabés, Koldo, Ábalos y Delcy revoloteando en torno a sus pensamientos. Quizá por ello, pero no caerá esa breva, no se ha movido de la India, donde ha sido recibido por un personaje que en España equivale a un director general de almacenamiento de cacahuetes. Eso sí, con muchas flores, camiones pintados y sin escoltas, porque allí no se enteran de nada.

Valencia, la gran Valencia, resucitará. Y cuando lo haga, exigirá la financiación para resurgir de su lodo, su barro y su agonía. Queda por ver si ese dinero llegará a Valencia o subirá hasta Cataluña para cumplir con el pacto de la ignominia. Valencia es un ejemplo de tesón, creación de riqueza y ejemplo ciudadano. Lo que le nieguen a Valencia en beneficio de los chantajistas de más al norte, lo conseguirá Valencia con su trabajo. Y cuando no exista el peligro, Sánchez y Su Excelencia la imputada, volarán sobre el caos y la destrucción, prometerán lo que saben que no pueden ofrecer porque ya se lo han llevado otros, y contemplarán la tragedia desde lo alto, allí donde no llegan las voces de indignación de los valencianos, o los malagueños, o los murcianos arrasados por la naturaleza. Y menos mal que en Valencia, en 1969, —sí, lo siento, gobernaba el General Franco—, se desvió el cauce del Turia.

¿Qué tal en la India? —Me ha gustado mucho y están muy interesados en mis fundraisines.

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