¡Dales caña, Feijóo!
Vamos, que lo que se les pide es empatizar, que se dice ahora, con el sentir y sufrir del personal, de su propio electorado. Nada más. Y nada menos, porque ese es el defecto y la tacha mayor del PP
Lo que Feijóo y los pitufos genovitas, que le están alejando peligrosamente del arrimo a las gentes de a pie, no están comprendiendo es el hartazgo, el rechazo y la repugnancia cada vez mayor de la población española ante los atropellos, burlas, mentiras, desprecios, corrupciones, chulerías e imposiciones de Sánchez y su claqué ministerial y mediática. El personal tiene un cabreo descomunal, harto de que le esquilmen, le mientan, le insulten y le tomen por gilipollas, además. Eso, sencilla y simplemente es lo que de una vez deben de entender, asumir y actuar en consecuencia. Pura psicología de masas.
Lo del último bandazo, el de votar sí al último decreto, aunque ciertamente mutilado, no se ha entendido nada bien. Porque es difícil de entender y porque no había necesidad. Si era por el que iban a decir y de que les iban a acusar, con abstenerse hubiera sido bastante y hasta sobrado. Las pensiones y las ayudas por la dana y al transporte hubieran quedado aprobadas igualmente
Vamos, que lo que se les pide es empatizar, que se dice ahora, con el sentir y sufrir del personal, de su propio electorado. Nada más. Y nada menos, porque ese es el defecto y la tacha mayor del PP que cada vez agudizan más los miccionadores de colonia que son encima los que llevan la voz cantante y salen todos los días por la televisión.
A quienes le tienen, y hasta quieren hacerlo, que votar, les sienta como patada en la tripa el ver al uno haciéndose cucamonas con el esbirro monclovita ahora lanzado sobre Madrid, a otra con pamplinitas cuando lo que toca es sacudir estopa, al de más allá poniéndose como la bicha del pantano… ¡contra Trump! Y a demasiados con sonrisitas y zalemas con los que les abofetean sin parar. No es preciso poner cara de vinagre ni gesto de matón para decir con palabras y con el lenguaje corporal donde y con quien se está. Que aprendan, si les hace falta una clase, de Isabel Díaz Ayuso.
Que esa es otra. Tal vez si salieran un poco por las Españas se darían cuenta, que más allá de Madrid y en marea creciente, su nombre sale de continuo a colación. Aunque ella rechace cualquier insinuación al respecto y no se canse de señalar su apoyo total a Feijóo, que es de justicia decir que él le ha mostrado siempre el suyo también y en los momentos peores, el envidioso y suicida ataque de Casado o ahora las campañas contra su entorno personal. Sí, pero no deja de ser notoria la diferencia en réplica y contundencia que hay entre la calle de Génova y la puerta del Sol.
La conexión con los votantes, con el sentir popular, el del pueblo quiero decir, pero también el de sus propias siglas es algo que el líder del PP tiene la más urgente necesidad de restañar y restaurar. Si quienes le rodean, en vez de ayudarle en ello, le distancian más, tal vez fuera el momento antes de que sea tarde de echarle una pensada y actuar en consecuencia. La avería es cada vez más estruendosa y puede acabar, si no se repara y se cambian las piezas, por gripar el motor. Así que ¡Dales caña Feijóo! A los de enfrente, claro. Pero a los de casa también.