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DivisaderoAntonio Pérez Henares

Sánchez nos exige que le pidamos perdón

Todos debemos arrodillarnos y pedirle perdón. Y no solo a García Ortiz, sino a todos los implicados en la trama que atenta gravemente contra un derecho esencial como es el de poder defenderse. También a Ábalos y Koldo y a toda la recua de ministros, presidentes de comunidades y altos cargos que anduvieron enroscados en los enjuagues de las mascarillas

Actualizada 01:30

Pues sí. A tal ha llegado ya su desfachatez. Sánchez ha dado un paso más. Ha pasado de que a él se lo teníamos que perdonar todo a que además a quien le tenemos que pedir perdón es a él.

Dice que al fiscal general del Estado, pero, está muy claro, que está diciendo que se refiere a él mismo y su egregia sanchidad .

Y cuál es la razón para tener que hacerlo. Pues por haber demostrado su probidad, limpieza y honradez procediendo a un borrado de su móvil, destruido pruebas y haber obstaculizado la acción de la Justicia. O sea por haber quedado demostrado que algo, mucho, tiene que ocultar y que supone que va a conseguir que no se llegue a descubrir. Aunque bien claro ya está.

¿Y a quién nos las exige? Pues a todos, desde periodistas, al Consejo General de la Abogacía, a los investigadores de la Guardia Civil y los magistrados del Tribunal Supremo que acordaron por unanimidad y mantienen, la imputación por el presunto delito de revelación de secretos, utilizando su privilegiada situación, contra el novio de Ayuso. A todos ellos y a muchos más: a todos cuantos tengan la osadía de ponerle un, pero a sus actos y a los de los que por ser de los «suyos» han de ser intocables también.

Todos debemos arrodillarnos y pedirle perdón. Y no solo a García Ortiz, sino a todos los implicados en la trama que atenta gravemente contra un derecho esencial como es el de poder defenderse. También a Ábalos y Koldo y a toda la recua de ministros, presidentes de comunidades y altos cargos que anduvieron enroscados en los enjuagues de las mascarillas. Y por supuesto implorarlo también a su mujer por haber conseguido, por ser vos quien sois, toda una cátedra sin haber siquiera llegado a licenciada y a su muy querido hermano, por ese enchufazo en Badajoz, por el que cobra muy bien y no molesta nada, pues apenas si asoma por allí.

Y al él mismo, claro está. Por mentirnos siempre y a calzón quitado, desde el día primero enjaretando y tapando una mentira con otra en una secuencia que dura hasta hoy, pues a cada consumación de la violación de una solemne promesa enjareta una siguiente que ya tiene previsto el conculcar en cuanto le venga bien.

Debemos hacer un acto de contrición, penitencia y propósito de enmienda y flagelarnos también por haber cometido la ofensa de afearle su tesis doctoral de corta y pega, ayudado por un «negro» y más falsa que un duro de madera o por recordarle haber jurado que no pactaría ni con extrema izquierda, ni con separatistas, ni con bilduetrras y estar encamado con ellos y darles lo que nos saquea a todos demás, en dignidad, derechos y dineros. Por todo eso y una ristra enorme y que parece que nunca va a acabar debemos de pedir perdón a Sánchez. En suma y como argumento final, por dudar de su divinidad. ¡Perdónanos, señor!

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