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Brad Pitt

Brad Pitt y Morgan Freeman, en Seven

Cine

La condición que puso Brad Pitt para protagonizar 'Seven' con Morgan Freeman

La película de David Fincher hubiese sido completamente distinta de no haber contado con el dúo protagonista

«¿Qué hay en la caja?». El mero hecho de que conozcas a la perfección qué personaje lo verbaliza demuestra lo icónica que se ha vuelto con el tiempo no solo la frase, sino la película en la que aparece. Conocido por sus retorcidas narrativas policiales, David Fincher convirtió Seven, la que fue su segunda película, en uno de los mejores thrillers de la historia del cine. Y eso que la premisa era bastante simple y trillada: dos policías intentando cazar a un asesino en serie.

Sin embargo, que estos sean Morgan Freeman y Brad Pitt, mejora notablemente la ecuación —el primero dando vida a un veterano a punto de jubilarse y el segundo, un novato deseoso de emociones fuertes—. Ambos forman una combinación intrigantemente disonante que resulta perfecta cuando se une un tercero, John Doe, o Kevin Spacey, interpretando al criminal que relaciona a cada una de sus víctimas con los siete pecados capitales.

La primera de ellas, correspondiente al pecado de la gula, fue un hombre con obesidad al que había forzado a comer hasta la muerte, y a la que seguirían el resto de pecados: avaricia, pereza, lujuria, soberbia, envidia y, por último, ira. El asesino de Seven está dispuesto a mostrar de manera muy violenta y simbólica lo que piensa de los humanos, incitando a castigar a los pecadores siempre que se tenga ocasión para hacerlo.

Así, Seven se ha postrado a lo largo del tiempo como una película cadavérica que no rehúye de los asesinatos espeluznantes y demuestra lo horrible que puede llegar a ser el mundo con la espantosa representación de sus pecados. No hay mejor ejemplo de todo ello que su final.

Cuando están a punto de detener a John Doe, Mills recibe un inquietante paquete en una simple caja de cartón. La cámara nunca muestra realmente lo que hay dentro, pero se da a entender que es Tracy, la mujer del joven policía, a quien interpreta Gwyneth Paltrow. Han pasado ya 30 años desde que nos sorprendieron con su violento final y solo ahora sabemos que esta icónica escena a la que hacemos referencia pudo no haber sucedido nunca. Se la debemos por completo a Brad Bitt.

Escena Seven caja

En una entrevista a Entertainment Weekly, Pitt reveló que fue él quien defendió este brutal desenlace. De hecho, solo aceptó protagonizar la película con una condición: que fuese la cabeza de su mujer la que estuviera en la caja y que fuese él quien terminase matando a Mills, completando así el último pecado que quedaba por cometer: el de la ira. John Doe mata a Tracy por envidia y Mills responde de la misma manera. «No hace lo correcto, se deja llevar por lo que le apasiona», explica el actor.

Aunque ese clímax perturbador estaba en el guion de Andrew Kevin Walker, el estudio también valoró otros finales alternativos. De todos ellos, hubo uno que se ganó el favor de todo el equipo: intercambiar la cabeza de Gwyneth Paltrow por la de su perro.

Para alivio de Pitt –y de todos los que somos seguidores de la película–, los responsables entraron en razón y dieron luz verde al desenlace original. Sin él, está claro que no hubiera tenido tanto éxito ni continuaría en la mente de quien la vieron allá por 1995. Con un presupuesto de unos 33 millones de dólares, Seven recaudó la friolera de 327 millones en taquilla y se ganó un nombre como thriller de culto que demuestra que hasta el personaje más noble e idealista puede llegar a corromperse.

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