Práctico
El sencillo truco para saber el consumo real de tu coche
Con un mínimo de atención podemos conocer si nuestro coche gasta más o menos de lo que debe o si el carburante de una determinada marca permite hacer más kilómetros que el de otra
En septiembre de 2017 entraba en vigor en Europa el ciclo de homologación de consumos WLTP (Worldwide Harmonized Light Vehicles Test Procedures) en sustitución del NEDC, un sistema mucho menos preciso en cuanto al consumo real de los vehículos.
La diferencia principal es que las mediciones del WLTP se realizan en condiciones reales de conducción, mientras que el NEDC se medía en condiciones casi de laboratorio, con lo que los consumos que homologaban los fabricantes tenían poco que ver con los que luego se encontraban los propietarios en la calle.
Consumos poco fiables
Con eso y todo, la realidad es que incluso en los coches actuales el consumo de combustible que obtienen los propietarios en una utilización cotidiana es superior al que homologan las marcas, algo que tiene que ver con el tipo de conducción, el recorrido habitual e incluso las personas que suelen viajar a bordo del vehículo.
En este caso hay un sistema bastante sencillo que nos permite controlar el consumo de nuestro coche. De esta manera no solo podemos saber el gasto real en dinero, sino que además podemos saber si el coche tiene alguna avería o mal funcionamiento derivado de un problema mecánico.
Posibles averías
El procedimiento es relativamente sencillo. Lo primero que debemos hacer es dejar que el tanque se agote casi por completo, pero sin entrar en reserva, pues no es recomendable apurar tanto el depósito.
Después llenamos el depósito hasta la boca y tomamos nota del kilometraje total del coche. Tras una utilización, cuando volvamos a pasar por la gasolinera, comprobamos de nuevo el kilometraje total y le restamos el inicial de la prueba, con lo que sabremos cuántos kilómetros hemos recorrido.
Ahora, repostaremos de nuevo hasta la boca anotando el número de litros que hemos puesto. Después basta una simple regla de tres para saber el consumo: si hemos gastado tantos litros para recorrer tantos kilómetros, para hacer 100 kilómetros gastaremos X, con lo que basta multiplicar el número de litros repostados por 100 y dividirlo por el número de kilómetros recorridos.
Este valor irá siendo más exacto a medida que repitamos el proceso más veces, con lo que podemos ir obteniendo el consumo real del automóvil.
Por ejemplo, si hemos recorrido 380 kilómetros y hemos repostado 20 litros, nuestro coche gasta en torno a 5,2 litros a los 100 kilómetros.
Factores como el tipo de conducción, el peso e incluso la marca del combustible pueden variar este dato, lo que nos permite conocer por ejemplo, si el carburante de una gasolinera tiene un mejor rendimiento que el de otra.