Casa Real El año que Don Felipe tuvo que explicar al presidente en Paiporta lo que significa ser Rey
Para Moncloa, la visita fue «un error gigantesco»; para los Reyes era «estar en nuestro sitio»
Gobierno y Zarzuela escenifican ahora sintonía tras meses de hostilidad a la Corona
Algún día tenía que ocurrir y, al final, pasó el pasado 3 de noviembre. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estaba muy enfadado con lo que había ocurrido en Paiporta, cuando él abandonó la visita ante la indignación de los vecinos, que les lanzaron barro y piedras, y los Reyes se quedaron intentando calmar a la gente. En su opinión, Don Felipe y Doña Letizia tenían que haberse ido también con él, y así se lo hizo saber a Don Felipe en una tensa conversación. En realidad, era Sánchez quien acompañaba a los Reyes como «ministro de jornada», pero el presidente del Gobierno no lo veía así.
Quizá haya habido otros desencuentros en estos seis años en los que no han faltado los desaires, vetos, plantones, ninguneos y muestras de mala educación, pero ese ha sido el primero que ha trascendido. Ambos hablaban a puerta cerrada en un despacho del Centro de Cooperación de Emergencias (Cecopi) de Valencia, pero las paredes eran tan finas que la conversación se oía desde fuera.
Mientras Zarzuela negaba que hubiera habido una discusión, desde Moncloa se insistía a los periodistas en la misma idea que Sánchez había trasladado a Don Felipe. Decían que la visita a Paiporta había sido «un empeño del Rey que no tenía que haberse producido. Un error gigantesco».
En todas las catástrofes
Sin embargo, cualquier persona que haya seguido la trayectoria de Don Felipe sabe que, para él, visitar la zona de una catástrofe es cumplir con su deber de Rey. Así lo ha hecho desde que era Príncipe cada vez que ha ocurrido una tragedia, y así lo ha visto hacer a sus padres. De momento, ya ha visitado ocho municipios afectados por la dana, pero su intención es recorrerlos todos, como él mismo comentó días después a los periodistas.
Cuando el Rey y Sánchez discutían, Don Felipe y Doña Letizia todavía tenían previsto visitar Chiva esa misma tarde. De hecho, después de los incidentes de Paiporta, Zarzuela confirmó a los medios de comunicación que la visita a Chiva se mantenía. Sin embargo, tras la tensa conversación, la Casa del Rey envió un aviso anunciando que la visita quedaba aplazada. Entre el primer mensaje y el segundo transcurrieron 38 minutos.
Mientras Moncloa atribuía los incidentes de Paiporta a la extrema derecha, el Rey mostraba su comprensión con los vecinos por la magnitud de la catástrofe: «Hay que entender el enfado y la frustración de muchas personas por lo mal que lo han pasado, también por la dificultad de comprender cómo funcionan todos los mecanismos del Estado», afirmó poco después de la discusión con el presidente.
El Rey accedió a aplazar la visita de esa tarde a Chiva, pero en las semanas siguientes regresó a Valencia otras cuatro veces más, ya sin Sánchez. «Cada uno tenemos que estar en nuestro sitio», afirmó en su siguiente visita, cuando se reunió con los militares que trabajan en las zonas afectadas por la dana. Días después, regresó con la Reina a Chiva y Utiel y a Letur (Albacete). Más adelante, al funeral por las víctimas de la catástrofe, y posteriormente, llevaron a sus hijas, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía, en visita privada, a Catarroja, El Palmar, Picaña y Alacuás.
Pataletas del ministro y la alcaldesa
Esta última visita, curiosamente, suscitó la pataleta de la alcaldesa de Catarroja, Lorena Silvent, también del PSOE. Estaba tan molesta porque los Reyes no la habían avisado con antelación que ni siquiera se acercó a saludarles, como hicieron tantos vecinos.
La pataleta de la alcaldesa era la segunda de un político socialista contra los Reyes en apenas dos semanas. La otra fue la del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que estuvo a punto de cargarse la visita de Estado a Italia horas antes de que saliera el avión.
Esa misma mañana el ministro expresó en un corrillo de periodistas su malestar con la Casa del Rey porque, según decía, no se le informó de que los Reyes habían declinado la invitación del presidente de Francia para asistir a la reapertura de la catedral de Notre Dame de París. El jefe de la Casa del Rey, Camilo Villarino, optó por zanjar la discusión, asumir la decisión y salvar la visita a Italia.
Días después, algunos medios afines a Moncloa publicaron informaciones en las que hablaban de una supuesta patrimonialización de la figura del Rey por parte de la derecha, e incluso uno de ellos señalaba al nuevo jefe de la Casa del Rey por «incentivar un nuevo perfil político de Felipe VI» que alimentaría esa estrategia. En definitiva, se trataba de poner en duda la neutralidad de la Corona y abonar el terreno para la operación siguiente.
El Rey no va a los actos de Franco
Cuando ya estaba terminando el año, Moncloa filtró que Sánchez había invitado a los Reyes al primero de los cien actos con los que quiere celebrar los 50 años sin Francisco Franco, obligando a Don Felipe a posicionarse. Ese día, el 8 de enero, el jefe del Estado tiene programada la entrega de cartas credenciales de nuevos embajadores en el Palacio Real, por lo que no podrá asistir, como ya adelantó El Debate.
Pero aún quedan otros 99 actos por delante y, para evitar nuevas invitaciones y declinaciones, Don Felipe tuvo que volver a recordar a Pedro Sánchez cuál es el papel de un Rey que representa a todos los españoles y debe ser neutral. Esto ocurrió el pasado viernes en el primer despacho semanal del año que mantuvieron el Rey y Sánchez en la Zarzuela.
Tras la reunión, tanto la Casa del Rey como Moncloa insistieron en que las decisiones se adoptaron conjuntamente entre el Rey y Sánchez: con «sintonía total», según Zarzuela, y con «alineamiento», según el Gobierno. Y lo que se acordó contar fue que, aunque el Rey no pudiera acudir al primer acto de Franco, sí asistiría a otros tres, aunque en realidad ninguno de esos tres actos está relacionado con el general. De hecho, dos son las visitas a Auschwitz y a Mauthausen, en el 80 aniversario de su liberación, y el tercero conmemorará el importante papel de la Monarquía en la democracia.
Las peticiones envenenadas de Sánchez
Después de meses en los que el Gobierno no ha ocultado su hostilidad hacia la Corona, Moncloa y Zarzuela escenificaron una sintonía que, curiosamente, nunca fue necesaria con ninguno de los otros seis jefes del Ejecutivo, solo lo ha sido con Sánchez. Y quedaba claro que si el Rey hubiera cedido a las dos peticiones del actual presidente del Gobierno —irse con él de Paiporta y asistir al acto conmemorativo de la muerte de Franco—, la imagen de la Corona habría sufrido un serio quebranto.
Con estos episodios ha terminado un año en el que han ocurrido otros hechos llamativos, algunos inéditos en la Monarquía, como fue el viaje oficial del Rey a Letonia, Estonia y Lituania sin que le acompañara ningún ministro ni secretario de Estado que refrendara sus actos. O cuando Sánchez decidió en el último momento dejar solo a Don Felipe en la última Cumbre Iberoamericana.
Ni caballos ni visitas de Estado
O las prisas del ministro de Exteriores, que se sumó tarde a la visita de Estado de los Reyes a Países Bajos y se fue antes de que terminara, y tampoco se quedó hasta el final en la de Italia. O el hecho excepcional de que este año España no haya recibido ni una visita de Estado.
También es llamativo que Albares no haya acompañado al Rey en las seis últimas entregas de cartas credenciales de los embajadores extranjeros, o que se mantengan encerrados a los caballos del Palacio Real desde hace más de dos años y no participen en esta ceremonia, la más brillante, solemne y antigua del Estado. Como si quisieran oscurecer todos los actos en los que brilla la Corona.
O que Sánchez utilizara al Rey para dar apariencia de verdad a su golpe de efecto, cuando se retiró cinco días a reflexionar sobre si renunciaba o no a la Presidencia del Gobierno tras la imputación de su mujer.
Defensa de la ley y el periodismo
En 2024 el Rey se vio obligado a firmar la ley de amnistía, que contradecía el discurso del 3 de octubre de 2017 con el que frenó el proceso separatista. Pero también ha sido el año en el que Don Felipe defendió la «igualdad de todos ante la ley» y la importancia de «juzgar y ejecutar lo juzgado». Y en el que, frente a los bulos y las mentiras, el Rey ha llamado a respetar el periodismo para que siga siendo un pilar de la democracia.
Y 2024 ha sido el año en que los Reyes han recibido el cariño de la gente en Bilbao y Gerona, entre otras muchas ciudades, han renovado su equipo y han celebrado el décimo aniversario del reinado. La Princesa ha asumido nuevas responsabilidades y ha realizado su primer viaje oficial al exterior (Portugal), mientras sigue su formación en la Escuela Naval; la Infanta Sofía se ha estrenado en solitario, sumando un activo más a la Corona, y la Reina Sofía ha seguido incansable al pie del cañón.