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DivisaderoAntonio Pérez Henares

Sanchismo y separatismo, parásitos unidos

Así que por ese lado, el de que a Sánchez lo tumben sus socios y aún menos una rebelión interna no hay esperanza ninguna. El PSOE hoy solo son los colocados de Sánchez. No hay allí dentro otra vida

Actualizada 01:30

Los separatistas viven de Sánchez y Sánchez vive de ellos. Si rompen, los dos se mueren. A ambos les va la supervivencia en ello. Esa es la sencilla cuestión de fondo y la respuesta a las mil elucubraciones que recurrentemente se propalan y que acaban siempre en lo mismo. En nada

Otra cosa es que Puigdemont esté muy dispuesto a amargarle la vida y sacarle hasta la hijuela, algo que no crean que al sátrapa monclovita le importa mucho. Total, él no paga. La factura se la pagamos nosotros. Es la perfecta simbiosis parásita. El separatismo y el sanchismo a quien parasitan, saquean e infectan es a España.

Los parásitos engordan y engordan, al parasitado le sale gratis y los saqueados somos todos, incluso los que le votan que sarna con gusto no pica. Aunque claro, también se nutren y disfrutan de la savia y los néctares las hordas de pulgones chupadores. Los incontables amorrados a las ubres del poder, que los hay a miles y hasta millones si ya vamos a todos cuantos de una manera u otra trincan de los impuestos que pagan quienes trabajan y quienes les contratan.

Porque aunque les digan que ellos también los pagan, no se lo crean. Sus impuestos también se los pagamos nosotros. ¿O es que María Jesús Montero ha pagado un impuesto en toda su vida que no haya salido del mismo y cuantioso sueldo que lleva cobrando toda su vida y que apoquinamos todos? ¿Cómo no va a estar tan contenta cuando alardea de lo que nos esquilma?

Así que por ese lado, el de que a Sánchez lo tumben sus socios y aún menos una rebelión interna no hay esperanza ninguna. El PSOE hoy solo son los colocados de Sánchez. No hay allí dentro otra vida. Tampoco los secesionistas catalanes, que lo fueron y los son, aunque les borrara el delito, ni los recogedores de nueces vascos, ni menos aún los herederos de los que se las bajaban teñidas de sangre del nogal, van a ser tan idiotas como para matar al gallo que manda en el gallinero y que les dará todos los huevos que quieran.

Lo tendrán enjaulado, le quitarán las plumas y le darán con un palo en la cresta si se les pone chulo, pero lo dejarán seguir cacareando. Nunca hubieran podido ni soñar con semejante chollo ni van a ser tan imbéciles como para ser ellos quienes acaben con su mejor y más servil despensero. Le recordarán a cada paso que son ello quienes tienen la llave del gallinero, que por cada cacareo tiene que pagar peaje y hacerles la rueda y hasta y cada vez con mayor cadencia lo someterán a humillaciones y derrotas, pero no le cortarán el cuello. Es su maná y su manadero.

Así que mejor le vendría a Feijóo, y a la parvita de pitufitos genovitas que lo está diluyendo, dejarse de pamemas si no quiere acabar disuelto como un azucarillo. Menos cuentas de la lechera, que por ese lado no hay agua y sí mucho cieno y más oposición cruda, pura y dura. Que falta hace y que mira que tiene tajo. Pues a ello. Con tesón, con arrojo y con paciencia, que para ganar la guerra hay que ir venciendo batallas y no perder el tiempo en gaitas.

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