Tenemos varios clanes al retortero. Los Sánchez, los Ábalos, los Koldo. Todos ellos funcionan como una SL. Pedro Sánchez y Begoña formaron una familia en 2006 y, desde entonces, no han hecho otra cosa que alimentar el clan. Cuando lo vieron improcedente porque chocaba con el hipócrita discurso feminista y contra la prostitución que divulgaba el partido, la familia política de Pedro cerró el negocio de saunas que regentaba, por aquello del qué dirán. Pero la bolsa no se llena sola, así que para poder seguir a flote la hija de don Sabiniano Gómez dejó su humilde curro de promover las aportaciones a las ONG en la puerta de El Corte Inglés para granjearse una carrera, con medallas académicas inventadas y cargos engordados con el tráfico de la influencia que da ser la mujer del presidente del Gobierno.
Y ya puestos, por qué no prestar ayuda fraternal a quien bombea tu misma sangre. Así que el músico del clan, el Barenboim sin trabajo que vegetaba en San Petersburgo, adonde le había llevado -según relató su hermano en su libro Tierra firme (autobiográfico, pero escrito por Irene Lozano)- «esa llamada que sintió de forma tan intensa. Siendo el pequeño, me dio una lección de vida impresionante: si deseas algo has de apostar por ello». Una lección de vida que terminó en un sabroso sueldo público de la Diputación de Badajoz por coordinar dos conservatorios, dos, que según sus responsables no necesitaban ser coordinados. Pues esa fraudulenta filantropía del clan fue extendiéndose a los asesores de Moncloa -hay hasta 447 colocados por el presidente y por Bolaños- y tanto el brother David como Begoña se dejaron acompañar por cargos nombrados por el presidente y pagados por todos. Para él, Luis Carrero, y para ella, Cristina Álvarez. Ambos están hoy imputados por tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Es lo que tiene haber entrado en un clan de moral distraída.
A esta familia empieza a hacerle la competencia otra no menos concurrida, que le debe a la primera su prosperidad. Es la de los Ábalos Meco. Con tres matrimonios, cinco hijos y una inabarcable inclinación por las faldas -y no solo por las de ternera-, el imputado hombre de confianza de Sánchez tiene hoy a parte de su clan citado en un sumario en el Supremo. El hijo del torero «Carbonerito» se ha casado en tres ocasiones. De su primera mujer, Pilar Aguado, tuvo dos niños: uno de ellos, Víctor, ha sido protagonista de alguna polémica por intentar usar las influencias de su padre para intermediar en sus empresas, y su hermana, Tatiana, pedía, según la Guardia Civil, dinero a Koldo para sus gastos. Luego, de su segunda compañera, África Martínez, nació otro pequeño. Su exmujer entró a trabajar en una ONG del propio Ábalos, que recibió más de cinco millones en subvenciones públicas. Carlos, el hijo de ese segundo matrimonio, ingresó, según el informe de la UCO, quince transferencias de Koldo, transacciones que comenzaron en julio de 2018, un mes después de la moción de censura, y terminaron justo antes del adiós de papá al Gobierno.
Su última mujer oficial, Carolina Perles, que acabó de asesora de libre designación en la Delegación del Gobierno de Madrid que entonces dirigía José Manuel Rodríguez Uribes, le dio dos niños que son aún menores de edad. Ese clan tiene varios apéndices que ocupan las amigas entrañables de José Luis: Jessica Rodríguez, Claudia Montes, Adriana de la Torre y Nicole Neascu. Casi todas ellas trabajaron para entidades públicas y el juez está reclamando los expedientes de contratación y los informes de evaluación del desempeño. Curioso: ninguna terminó ganándose las lentejas en una empresa privada. Aunque alguna sí se las ganó muy privadamente.
Y como de tal palo ya se sabe, del báculo Sánchez nació la astilla Ábalos, y ésta alumbró a Koldo, que también montó su propio clan, una unidad de acción familiar y para el blanqueamiento de lo que fuera menester. El exportero de prostíbulo terminó de hombre para todo del ministro, que le mandó también a ocupar un retribuido puesto como consejero de Renfe. Pero Koldo no dejó a su familia atrás. Su hermano Joseba cobró de dos empresas públicas (de hecho, fue jefe de la simpar Jessica en Ineco). Además, la mujer de Koldo, Patricia Úriz (que fue detenida junto a él hace ahora un año) llegó a ayudante de Secretaría en el Ministerio de Transportes. La parejita terminaría comprándose un piso al contado y poniéndolo a nombre de su hija de dos años.
«Los españoles no podemos tolerar la corrupción y la indecencia como si fuera algo normal. No podemos normalizar la corrupción», dijo Ábalos Meco en la moción de censura de Sánchez contra Rajoy. Palabra de EL CLAN.